Sin ‘rayito’ de luz

04/10/2023
 Actualizado a 04/10/2023
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En las páginas de los principales periódicos de tirada nacional, en la sección de ¿educación? se podía leer hace unos días que una menor había sido agredida «brutalmente» por compañeras en un instituto de Madrid. A mediados de este mes saltaban las alarmas con la niña de seis años a la que otros niños habían «agredido sexualmente» detrás de unos setos. También que el menor que había apuñalado a varios docentes y a algunos de sus compañeros en Jerez lo había hecho porque «sufría ‘bullying’». 

Y el curso solo acaba de empezar.

El acoso escolar, el abuso por parte de otros compañeros de clase. Ese poder infundado que tienen algunos alumnos que fijan un objetivo vulnerable, alguien al que creen distinto, una persona a la que consideran débil. La Fundación Anar en su informe ‘La opinión de los estudiantes’ establece que el aspecto físico del niño o niña es lo que sigue provocando más burlas del resto de compañeros, seguido de lo que dice o hace. Por su parte, los insultos o los motes se mantienen como la forma principal de acoso, y destaca que las agresiones físicas han descendido, al igual que lo ha hecho ligeramente el ‘cyberbullying’. El mismo informe puntualiza que el profesorado cada vez está más implicado en la detección y solución de los casos de acoso. Porque, ¿hasta dónde se puede llegar? ¿Son acaso las aulas un reflejo de la sociedad que las rodea? Ni es una fase que se ‘curará’ con la mayoría de edad ni las consecuencias en los que sufren desaparecerán con el paso de los años.

La empatía bien podría ser una asignatura de las que se tienen todos los días –troncal como las matemáticas– y de esas en las que todo puede caer en el examen y que te exigen una buena tanda de deberes que hacer en casa. Porque no se me ocurre otra manera que no sea trabajar con los chavales en la cocina a la hora de comer o todas las veces que haga falta en el aula. Esta columna buscaba poner el foco en las soluciones, pero es un tema tan complejo al que no encuentro ni un rayito de luz; ni leyendo el informe de los profesionales ni a la hora del recreo en la cafetería que está frente al instituto.

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