En el acto celebrado este fin de semana por el que es, espero ya no le quepa ninguna duda a nadie, un partido ultraderechista y anticonstitucional, VOX, actuó un trío musical (porque eran tres y cierto ruido se oía, aunque distara mucho de ser un grupo de música) que repitió hasta la saciedad, entre otras lindezas, que «vamos a volver al 36». Es cierto que por su estilo mezcla entre los Backstreet Boys y OBK y las burradas que soltaban por la boca lo primero que a una se le escapa es una sonora carcajada, pero no por ello el asunto carece de una extrema gravedad. Ensalzar y desear un golpe de estado que se perpetró sobre el Gobierno de España legalmente constituido y una guerra civil que desangró este país a la que siguieron 36 años de una dictadura fascista que llenó España de muerte, represaliados y cadáveres en las cunetas debe ser constitutivo de delito y espero que, como ha pedido este domingo la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, la Fiscalía General del Estado investigue estos hechos. Es muy incongruente y falsario utilizar la presencia de Bildu en el Congreso para confundir a la opinión pública, un partido que ejerce una representación democrática, que ha condenado la violencia de una banda terrorista desaparecida gracias a todos los demócratas de este país, que hizo lo que le pedíamos, abandonar la lucha armada para ser un partido político, único camino posible en un estado democrático y de derecho y por otro lado blanquear a la ultraderecha con su discurso de odio y gobernar con ella como desgraciadamente sufrimos en «este modelo de éxito de comunidad autónoma». Este musical trío cuando insta a la población a la violencia, a los delitos de odio y evoca una guerra injusta y cruel… ¿Es ignorante o tiene mala fe? Bien cierta es la frase ampliamente citada: «Aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla», atribuida por algunos en primera instancia a Napoleón Bonaparte, estremece pensar que fue hallada escrita en polaco y en inglés a las afueras de uno de los campos de concentración nazi de Auschwitz-Polonia: «The one who does not remember history is bound to live through it again». Desde mi punto de vista esta maquinaria de propaganda que el fascismo ha utilizado en muchas ocasiones a lo largo de la historia, como he comentado por estos lares en otras ocasiones, pretende manipular a quienes no conocen o no les interesa conocer nuestra historia, pero está diseñada y puesta en marcha con mucha mala fe, con conocimiento de causa y con un objetivo muy claro en las instituciones públicas. El partido popular, con un candidato con el barco lleno de agua apenas ha salido del puerto, mira hacia otro y planea gobernar y gobierna actualmente en esta tierra con los negacionistas de la violencia machista, del cambio climático, con los que juegan a la ambigüedad en temas de salud pública como son las vacunas y con los que quieren poner en marcha una educación que enseñe a los niños y niñas su ‘particular’ visión de hechos históricos internacionalmente reconocidos. A mí me enseñaron que ante hechos tan graves no se puede mirar hacia otro lado, como dijo Clara Campoamor: «He acusado la injusticia porque no quiero que mi silencio las absuelva» y como repetimos cada lunes sin sol desde hace años en la plaza de Botines de León cada vez que una mujer es asesinada a causa de violencia machista, «el silencio nos hace cómplices». Además de memoria histórica debemos tener memoria reciente y recordar que el rapero Pablo Hasél entró en la cárcel para cumplir condena firme, el Tribunal Supremo, que confirmó dicha condena, admite que el delito de exaltación del terrorismo puede «entrar en conflicto» con derechos constitucionales como el de libertad de expresión, pero sostiene que muchos de los mensajes de Hasél exceden los límites de este derecho e incitan a la reiteración de actos terroristas, «lo que genera un elevado riesgo real de que alguno de los múltiples seguidores en las redes sociales del acusado los intente repetir». Estoy de acuerdo, ¿e instar a un golpe de Estado en un acto multitudinario? Háganse esta pregunta.
María Rodríguez es doctora en Veterinaria por la Universidad de León (ULE).
Silencio cómplice
11/10/2022
Actualizado a
11/10/2022
Comentarios
Guardar
Lo más leído