Dos semanas han pasado ya desde que comenzó un curso escolar marcado por el caos organizativo y el mal estado de los colegios públicos. Dos semanas sin ninguna reacción por parte de la Junta, responsable de tales reformas. No sorprende, a alguien que estudió en la pública, la constante inacción política a la hora de mejorar la educación de las nuevas generaciones. Aún así, resulta insultante ver que el gobierno PP-Vox se las dé de salvador de las familias por hacer gratuita la educación de 0 a 3 años, cuando la realidad es la de niños hacinados y con material insuficiente. Lo han dicho varias veces los sindicatos: no se puede hacer algo así sin las oportunas reformas. Por un oído entra que por el otro les sale a los de Valladolid. El mensaje político que quieren extender por delante de los hechos. Hechos que van por niños de 3 años subiendo 40 escalones para llegar a sus nuevas aulas sin adaptar para Infantil.
Unas clases que, además, es fácil que tengan alguna gotera o alguna persiana rota. Y esto ya no es culpa de la Junta, sino del Ayuntamiento, encargado del mantenimiento. Luego ves que el alcalde, socialista supuestamente, en lugar de visitar algún centro público en el inicio del curso, escogió acudir a la llamada de la fe de los jesuitas para ver sus divinas instalaciones. Tienen un nuevo edificio entero para los pequeños del primer ciclo de Infantil, con todo tipo de lujos. Qué curioso que tenga este espacio un colegio concertado, que recibe dinero público, mientras que los demás tienen las decadencias sin resolver por el Ayuntamiento o las obras prometidas por la Junta sin acometer, «por problemas de contratación». Mismo argumento, de espíritu clasista, que los hosteleros cuando se quejan de que no encuentran personal. Paguen más.
Los políticos de esta Comunidad siguen la estela de Ayuso: prometo, que luego gasto en lo que quiero. Pongo una bandera en Colón por 400.000 euros y luego no muevo ni un euro para los centros de salud que anuncié. Luego saldrán las políticas y políticos a decir que lo público es la prioridad, pero ningún hecho lo demuestra. Ayer mismo me enteraba por este periódico, desde mi retiro vacacional, que ya están haciendo obras en el entorno de otro colegio leonés marista concertado. Con el Ponce al lado con un techo que se cae. Pues venga venga, sigan así. Las prioridades claras.