Imagen Juan María García Campal

Sí, española, ¿y qué?

07/02/2024
 Actualizado a 07/02/2024
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Tal y como escribí la semana pasada, lo hago hoy para hablar del tema pendiente por aplazado, para escribir de ese «más que un fantasma que recorre España» que por la mayoría de los medios de comunicación está siendo reseñado según y cómo convenga a su alineada independencia ideológica y/o económica: la irrupción en las próximas elecciones europeas de un nuevo partido político: Izquierda Española, surgido del grupo de reflexión (en inglés y moderno ‘think tank’) política El Jacobino, que plantea la defensa de los derechos y libertades de todos sin importar el código postal y, por la tanto, la eliminación de los privilegios concedidos a los nacionalismos que en España hay con «una alternativa igualitaria, desde la izquierda, a las políticas llevadas a cabo por el actual Gobierno» y añadiría yo «y los anteriores». Grupo de reflexión que esperanzó a este solitario jacobino (guardo declaración de tal al menos desde septiembre de 2013) que, junto al abogado Guillermo del Valle, así como exmilitantes del PSOE, IU, Cs y UPyD, se enriqueció del debate ideológico mantenido al encontrar en él respuesta y respaldo a muchas de sus razonadas y razonables dudas sobre el quehacer de la izquierda con respecto, entre otras cosas, a los nacionalismos, la política fiscal tanto nacional como europea, no ya de las rentas del trabajo, sino, sobre todo, de las provenientes del capital, ese libérrimo circulante en nuestra nada igualatoria Unión Europea. El documento que recoge sus ideas pilares se puede encontrar en la página web ‘eljacobino.es’.

Mas claro, ¿a quién se le ocurre en este país añadir al término ‘Izquierda’ el de ‘Española’? Prestos clamaron los lenguaraces expendedores de credenciales ideológicas tipo Óscar Puente, Pablo Echenique y legión de creyentes meritorios, amnésicos del significado de la ‘E’ que portan siglas como PSOE o PCE. Ajenos, mejor, ignorantes ellos de que ‘España’ no sólo llegó a ser nombre propio durante la laica II República, sino que hoy mismo designa como nombre único a veinticuatro conciudadanas y a sesenta más precedido del común o habitual ‘María’.

No me detendré a referir otras lindezas vertidas por los adalides de la supuesta izquierda progresista, defensores de su fe e intereses y de tan moldeables principios Groucho-marxistas ante ese más que un fantasma al que en realidad ven y sienten como lo que es: la «amenaza de un riesgo inminente…», la pérdida de los votos de los izquierdistas ya cansados de ir a votar con una pinza en la nariz. 

Buena semana hagamos y tengamos. ¡Salud!

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