No sé si es que este verano hace la temperatura propia de las fechas o es que la ola de calor está alterando las mentes de todos los habitantes de la provincia. Pero el caso es que hay cierta tendencia a hacer visible el sexo como hasta ahora no había visto nunca. No me refiero a mí, sino al ajeno, porque todo el mundo sabe que no hablo de mis experiencias, ni de las pasadas ni de las futuras, en todo caso en presente. León no es Euskadi, pero está claro que Boccaccio las habría pasado canutas para situar aquí un solo capítulo del Decamerón. Por no hablar de Hank Chinaski. Ya me gustaría verle emborrachándose mientras leía sus explícitos poemas, a ver qué leonesa se hubiera rendido a sus pies. Es que aquí hasta Skármeta habría despedido al cartero por sus estrepitosos fracasos.
Pero el striptease interruptus de Sariegos parece que ha sido un antes y un después. Iba a ser pagado por la junta vecinal y resulta que el Ayuntamiento lo prohibió en cuanto se enteró. Ya veía lo siguiente: excursiones al Latin Lover o al Jamaica patrocinados por la Diputación. O por la Junta, que el club de los 60 para algo está. Y todo con vuelos de León Air si nos ponemos a fantasear. Es una pena lo de Sariegos, porque tengo un amigo que quiere una despedida de soltero como dios manda, y visto lo visto se va a tener que conformar con sosos cumpleaños, con gimkanas y padres de amigos incluidos. Qué daño ha hecho Paquirrín… y qué excéntrica es la burguesía.
Luego está lo del Astorga, que regala tangas y boxers para los socios, como si el fútbol fuera algo tan íntimo que sólo se mostrara ante determinadas personas. Con semejante panorama Galeano hubiera escrito dos libros en La Eragudina. Por eso estos días estoy tan confuso que ya no sé si esto es Gandía Shore o es el espejismo de un sediento en el desierto.

Sexo en León
08/07/2015
Actualizado a
10/09/2019
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