18/02/2024
 Actualizado a 18/02/2024
Guardar

No sé si sigue diciéndose, pero en otro tiempo, si se perdía de pronto la señal de televisión o se iba la luz (¿dónde se marcharía?), en la casa alguien se lanzaba a opinar: «será de ellos». Ellos. Nunca quedó claro quiénes eran, pero ahora nos estamos haciendo una idea. 

Todo son novedades en el pueblo. Hace unas semanas nos hemos enterado de que han empezado a cortar lo que ellos llaman «cobre» y nosotros línea telefónica. Al parecer la línea es de cobre y de ahí el nombre, pero nosotros no la conocíamos por el material de que está hecha, para nosotros es mucho más. Desde que existe, ese cablecito es el hilo de vida que une el pueblo con el mundo; sobre todo si algo nos aísla o las cosas se tuercen en una casa. El teléfono calma, da seguridad: se puede confiar en el cobre. Estos días hay en el pueblo quien levanta el auricular cada poco para escuchar el pitido como quien se acerca al aliento de un enfermo para comprobar que aún vive. Por poco tiempo: desaparece la línea, la cortan, muere. ¿Por qué? Nadie lo ha explicado para que lo entendamos, solo la cortan, dicen ellos, para dar paso a nuevas tecnologías. Da la impresión de que llevan siendo nuevas más tiempo que tecnologías, pero en este caso dan paso al pasado, a uno muy viejo.

En el pueblo, la mayoría de nosotros –pero no todos– hemos recibido una atenta carta con membrete de color y frases educadísimas en la que se anuncia esa desconexión porque vamos «hacia una red de nueva generación». Vamos; en primera del plural: ¿ellos y nosotros? Empezamos a entender que «nuevas generaciones» no debe referirse a la nuestra, que no es nada nueva. También dice la carta que con el cierre «aceleran su compromiso medioambiental». Este párrafo, razonamos, nos avisa: cortar la comunicación a los que vivimos en el campo limpia el horizonte de cables, postes y hasta de ruidos. Que son cosa de las ciudades. Dentro de poco estará limpio del todo, sin gente estorbando. En la carta ofrecen, eso sí, una «tecnología alternativa». Y en efecto, la probaron pero no va. No hay cobertura de móvil, por eso es tan importante “el cobre”, les dijimos. Ellos respondieron que ya llegará «la fibra», pero no cuándo. Eso lo lleva otra empresa, dijeron. Ellos (siempre «ellos») no tienen nada que ver. Son otros ellos. Al menos ofrecen darnos de baja «sin penalización». Es un consuelo.

Todo son novedades en el pueblo. Esta semana, para celebrar el Día de los enamorados, se apagaron muchas teles. Ellos dijeron que comprando un descodificador o gracias a internet podríamos verla como antes. Incluso con el aparato de tubo que no queremos cambiar porque funciona. El inconveniente es que no hay internet. Darán una subvención, dicen ahora. Tendremos que ponernos a pedir lo que antes teníamos. Y mientras tanto no vemos la tele.

Todo son novedades. Estos días marchan los tractores a cortar carreteras. Eso también es de ellos.

Lo más leído