14/04/2025
 Actualizado a 14/04/2025
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Históricamente la celebración de Semana Santa se inspiró en las peregrinaciones a los lugares de pasión y muerte de Jesucristo, y fue a partir del año 1342 cuando los franciscanos libraron un papel estelar iniciando la devoción en Italia, eso sí, adoptando las costumbres de los peregrinos que veneraban los Santos Lugares.

Pero hablemos de un tiempo más actual en nuestro León, como fueron los años 60/70 en blanco y negro, con papones, tambores y cornetas al paso de las procesiones por nuestras calles repletas, además de balcones y ventanas de edificios públicos llenos de personas que yo, desde mi atalaya pueblerina, pensaba que serían «gentes de bien y de orden».

Resisten en mi mente imágenes confusas de una parte de la sociedad leonesa llena de recogimiento, pero también de otra bulliciosa que «mataba judíos», nuestra expresión ancestral que no es antisemita, no, ¡es muy pacífica!, pues el arma utilizada era libación de Mencía o Prieto Picudo.

Y también recuerdo la severidad casi aflicción con la que se celebraban en los pueblos la pasión y algunas procesiones segregadas por sexos… con devoción desbordada de rezos y cánticos míticos utilizando el léxico local, como en el rosario de la buena muerte: «Dainos Siñor buena muerte por tu santísima muerte…».

Si bien, en esta Semana Santa 2025 estaré muy alejado de la tierra que me vio nacer y crecer, situado o perdido junto a los «Mares del Sur», con una manzanilla o un fino en una mano y gambas onubenses en la otra, a la sombra de los pinos del Rocío, de la Blanca Paloma, de las marismas de Doñana, de Palos de la Frontera y de Lepe.

Pues nada, que os presten mucho estos días de religiosidad, turismo o asueto y disfrutad de ese olor típico a incienso y velas y «matar judíos» con fruición, además de celebrar como se merece San Genarín, «el apóstol laico», que algunos paisanos cuasi idolatran. Salud.

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