Imagen Juan María García Campal

Semana Santa: una mirada laica (I)

25/03/2024
 Actualizado a 25/03/2024
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Escribía, mejor, prologaba en mil novecientos ochenta y uno Eduardo Haro Tecglen que «El otro ha sido siempre un enigma insolente. Y peligroso. No sabemos nunca bien quién es, en qué consiste; sobre todo no sabemos qué piensa». Quizás de ese enigma, de su frecuente resolución en base a suposiciones, es decir, a considerar que alguien o algo es de una determinada manera a partir de indicios, cuando no de prejuicios o quizás, también, de su irresolución por la insolencia o peligro atribuido a ese otro; quizás de ahí, repito, vengan las crecientes polarización y crispación existentes, no ya en el quehacer político, siempre investido de cierta teatralidad, sino, en forma más real, y por ello dolorosa, en la convivencia ciudadana con lo que ello conlleva de deterioro no solo para la vivencia de la cotidianeidad, sino para la vivencia y defensa de las libertades democráticas. Y así, el observador crítico bien puede coincidir con el periodista Jean-François Revel cuando, el treinta y uno de diciembre de dos mil, anotaba en su ‘Diario de fin de siglo’: «Todavía tenemos demasiado arraigadas, pese a la victoria de la democracia, las deformaciones intelectuales del totalitarismo».

Experimentemos una prueba, practiquemos un ejemplo, vayamos entrando en la materia de este y siguientes artículos ‘Semana Santa: una mirada laica’, la visión, la mirada que este laico, en el sentido de «independiente o ajeno de cualquier organización o confesión religiosa», e «incurable aprendiz de escribidor», y leamos detenidamente el siguiente párrafo:

En la Semana Santa son muchas las personas, hombres y mujeres, que llevan tiempo con su sitio cogido en las cofradías, bien sea para llevar el trono o para salir vestidos de nazarenos. Si se hiciese una encuesta entre ellos ¿cuántos católicos practicantes habría entre todos los «devotos»? Muchos de los que llevan el trono seguirían llevándolo si le quitaran la imagen del Señor y le colocaran un muñeco… A ellos lo que les importa es el folclore y el figurar ante los demás, el sentimiento ante lo que hay sobre el trono es lo de menos. ¿Es esto hipocresía?

Sin duda, muchas personas religiosas, practicantes o no, y laicas, agnósticas o ateas, me habrán atribuido la autoría de tales palabras. Y no, están entresacadas del artículo de Miguel Ángel Jiménez, ‘Extraño ateísmo’, publicado el veintitrés de abril de 2007 en ‘periodismocatólico.com’ (Red de periodistas y escritores católicos de habla hispana). E incluso cuando alguien pudiera pensar que suscribo su contenido, muy al contrario, pues, aun cuando parece que se pregunta algo –¿es esto hipocresía?– bien se puede constatar que el juicio, los juicios, temerarios y de intenciones, ya están hechos con anterioridad a la citada pregunta.

Así, sirva esta pequeña prueba como puerta estrecha por la que acceder a la exposición de mi laica mirada, de mis laicos sentimientos, con respecto a las celebraciones procesionales que se producen durante la Semana Mayor o Santa del calendario litúrgico católico, en León, como asiduo contemplador que fui. Quizás así, comencemos unos y otros, creyentes y no creyentes, católicos y laicistas en este caso, a conocer más y mejor a ese, hasta ahora, insolente y peligroso otro.

¡Salud!, y buen día y semana hagamos, buen día y semana tengamos.

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