Cierra la Venta de Getino, Casa Amador, la Venta del Amparo, todo de una vez, y los que no estáis al tanto de lo que se anuncia es que se acaba el mundo, ni Nostradamus ni dios que lo fundó, la Venta de Getino era el verdadero calendario del Apocalipsis.
No os dais cuenta, cómo os vais a dar cuenta si estáis mirando para las luces de Navidad apamposaos, que para eso las encienden tres meses antes, para que estéis descuidaos y cuando llegáis a casa os metieron por debajo la puerta el recibo del IBI... o lo que es peor, dos multas del radar de Valderilla, que como las manda la Guardia Civil te las mandan de dos en dos, como van ellos, en parejas, «aunque no bailen ni nada», que dice el Tío Rodera.
Por cierto, que con tanto cazador como anda suelto al jabalí por cuatro perras que les pagan yo les ofrezco el triple si le meten al citado radar —que es grande, se le apunta bien—una ensalada de tiros como cuando el Sheriff de las novelas de Marcial Lafuente Estefanía entró al Saloom y no había más que forajidos, como en una sesión del parlamento pero con cananas en vez de con corbatas.
Vuelvo al suco, que ya me esnorté, a la Venta de Getino y a que se acaba el mundo. Todavía no habéis entendido la metáfora de cuando Ramón (o Pedro, o Alberto, o Isa, o Alfonso...)entró en la Junta Vecinal de Getino (de segundo vocal), lo celebró en Casa Amador hasta que se le arrramaba el vino y cuando se lo explicaron a la mujer (entonces no se decía esposa)tuvo un ataque de sinceridad y mirando al cielo clamó:
- ¡¡¡Ay España, España!!!en manos del mí Ramón.
¿Todavía no habéis entendido la profecía?
Por si os parece poca señal divina, que ya debería sobrar con la contundencia de la imagen, en el mismo Getino, años después, cuando en la Junta Vecinal entró Jesús de presidente el pueblo se defendió con las armas que entonces se tenían, la coplilla:
«Aresultas del turbión, / en el pueblín de Getino, / han elegido presidente a Chus, /¡¡¡dios, qué desatino!!!»