San Pelayín

Cuando el rey Ordoño II de León supo que Abderramán III galopaba con un sus hombres hacia Pamplona con el fin de vengarse de la derrota que había sufrido tres años antes a manos de los reyes de Navarra y de León, se puso en marcha en ayuda de su aliado, y con el fueron el obispo de Tuy y su sobrino, un hermoso muchacho apenas púber llamado Pelayo.

El choque se produjo al sur de Pamplona, en el Valle de Junquera, y se saldó con una gran victoria de los musulmanes, superiores en número gracias a la cobardía de los condes de Castilla, que prefirieron quedarse en casa.

El califa se cebó con los vencidos, degolló cristianos a mansalva y asedió sin piedad las fortalezas en las que se refugiaron los supervivientes, pero al obispo y a su sobrino se los llevó cautivos a Córdoba, porque era costumbre moruna mantener vivos a los presos importantes para cambiarlos por sustanciosos rescates.

Así, pocos años después dejó marchar al obispo bajo promesa de que al volver a su sede le hiciese llegar una gran suma, quedándose con su sobrino como prenda. Sin embargo, la belleza del joven Pelayo, que andaría entonces por los 16 años, hizo que Abderramán III se encaprichase con él, y le ofreciese las mayores riquezas y una vida regalada si se dejaba querer. Pelayo se negó rotunda y tenazmente, tanto a que el califa le tocara un pelo como a convertirse al islam, y como consecuencia sufrió el martirio y acabó en el Guadalquivir hecho pedazos.

Sus reliquias fueron rescatadas por los cristianos de Córdoba y trasladadas a León y posteriormente a Oviedo, donde se veneran hoy día en el monasterio que lleva su nombre.

En toda Asturias, Galicia y León ha habido siempre gran devoción a San Pelayo, popularmente conocido San Pelayín, patrono, en nuestra provincia de Liegos, Villafruela, Truchillas, Santa María del Condado, Valtuille, Las Bodas, Sotillo, Velilla de la Reina, Calaveras de Abajo, y alguna otra localidad que se me escapará, y son numerosísimas las parroquias leonesas erigidas bajo su avocación.

Su fiesta se celebra el 26 de junio, precisamente el pasado lunes, día en que fue martirizado este santo muchacho, ejemplo de gallardía juvenil y orgullo del Reino de León.