18/05/2021
 Actualizado a 18/05/2021
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Y no paran, la imposición manifiesta de crear comunidad es increíble, no se cansan, utilizan el poder y el rodillo de tal manera que, o te unes a mí o no tienes derecho a nada. Les molesta que se luche por no perder la identidad, somos pueblo y no pudieron ni romanos, ni visigodos, ni árabes, ni otros que quisieron colonizarnos.

Crean y se inventan marcas que sirvan de estímulo a nuestra riqueza agroalimentaria, si saboreas nuestra tierra te daremos una pequeña subvención, si no tu verás, búscate la vida y promociónate a ti mismo. Cuando un productor lucha por defender la marca de León, quiere entre otras cuestiones identificar su producto con su pueblo y no con un eslogan inventado en los despachos del colonialismo, que lo único que consigue es el rechazo entre los consumidores leoneses. A la Junta, le da igual que nuestros productos no se vendan, el único interés que evidencian es que pasen a formar parte de ‘Tierra de Sabor’, lo demás les preocupa más bien poco. Es más, cuanto menos se hable de León, mucho mejor.

La maquinaria pesada de las administraciones avanza castigando severamente a la Región Leonesa, con el único y claro objetivo de apropiarse de los recursos y de una manera intencionada adueñarse de los pocos servicios que aún mantenemos, dejando a nuestro pueblo en un momento terriblemente delicado, con una clara y marcada hoja de ruta, vaciarla de paisanos y así poder inundar de molinos nuestras montañas. Por eso, no es extraño que cuando se levanta la voz que exige inversiones y futuro, siempre aparece quien te etiqueta con la leyenda de victimista. Son aquellos, los que dicen que nos representan en las instituciones, los que se tapan sus vergüenzas, repitiendo el cansino mantra, que León es una tierra de oportunidades o que la culpa de lo que nos pasa es de quien nos gobierna ahora. Hombres y mujeres que se han convertido a los intereses de quien ejerce el poder en los despachos del centralismo, sumisos que sirven a los que deciden intencionadamente acabar con nuestra tierra. No luchan, no apuestan, ni defienden a su pueblo, sufren de una amnesia profunda, olvidando lo prometido a quienes les han votado. Las oportunidades pasan por delante de nuestras narices y lo único que nos queda es oler ese sabor tan agrio de una tierra que no nos gusta.
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