Angel Suárez 2024

El rumbo de la ciencia

03/02/2024
 Actualizado a 03/02/2024
Guardar

En el año 2003, el genetista Baruch Aba Shalev realizó un estudio sobre las creencias de los ganadores del premio Nobel. La investigación abarca la totalidad del muy materialista siglo XX y se centra en lo que podríamos considerar la élite intelectual mundial. Los resultados son sorprendentes: un 90% del los ganadores del prestigioso premio se identificaban con alguna religión, dos tercios de ellos con el cristianismo. El porcentaje de ateos se eleva hasta el 35% entre los ganadores del premio Nobel de Literatura, mientras que no supera el 10% entre los científicos, a los que se supone una mayor aversión hacia las creencias religiosas.

La tendencia aumenta en los primeros años del siglo XXI. Otro estudio, «Los científicos y las creencias en Estados Unidos», elaborado en 2009, constata que el porcentaje de científicos creyentes mayores de 65 años no supera el 46%, mientras que asciende al 66% entre los menores de 34 años.

Ciertamente, los descubrimientos científicos más recientes tanto en el ámbito de la cosmología como en el de la biología dan mucho que pensar. Hoy sabemos que el universo tuvo un principio, que toda la materia y la energía que lo compone surgió de una única partícula primordial (el famoso Big Bang), y que para que sea posible la existencia de las estrellas y de los planetas fue necesario que se diera una serie de ajustes finísimos en las primeras fases de expansión del universo que no pueden deberse al azar. También se ha constatado que el surgimiento de la vida a partir de la materia inerte requirió una multitud de operaciones bioquímicas altamente coordinadas que tampoco puede deberse a la casualidad.

Se trata de descubrimientos con consecuencias trascendentales en el pensamiento humano, pero tan recientes que quizá haya que esperar algunas décadas para percibir su impacto.

Que es posible llegar a Dios a través de la razón no es algo nuevo, ya lo hicieron Platón, Aristóteles, san Agustín, Anselmo de Canterbury o Tomás de Aquino, la novedad es que la misma ciencia, que en el Siglo de las Luces se presentó como el sustituto definitivo de la fe a la hora de explicar nuestra existencia, puede llevarnos también a constatar la existencia de un creador externo al universo.

Lo más leído