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Repunar o no repunar

10/09/2023
 Actualizado a 10/09/2023
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En el pasado, estaban los padres de familia a los que siempre que les ponían el plato delante (ellos nunca se lo pusieron a sí mismos y mucho menos a los demás, no fuesen a tropezar y volcar el potaje encima de su vástagos) se quejaban por algo frío, caliente, poco o mucho. Estaban las abuelas que iban a vivir con su hija y su familia y que siempre encontraban demasiado ruido en su nuevo domicilio en forma de ¡escándalo, tormento, voces y chillidos! Y estaban los niños que no había manera de que hiciesen un viaje tranquilos, sin incordiar ¡O! ¡i! ¡U! ¡A! ¡E! A todo ellos les caía el «no seas repunante» en pago y arreando, aunque convivir con la repunancia molestara y escociera a quien la sufría de otro como si de un castigo inquisitorial se tratase. Repunante es, según el LLE, aquel que no aguanta a los demás y tiene dificultad para convivir. Una maldición para el resto y para sí mismo, que no se sabe hasta qué punto se podría suavizar con examen de conciencia y posterior conjuro de cambio.

Hoy, sin embargo, hay mucha gente en el otro extremo del arco manifiesto-sensitivo. Son personas que todo lo ven positivo y maravilloso, aun siendo como es agotador demostrar satisfacción continuamente, además de estomagante. ¡Guay! dicen los felicianos a los que todo les vale, todo perfecto, todo maravilloso. Suelen ellos también empezar la mañana felicitando el día, para luego ilustrar el digimundo con una foto de paisaje, reparar más tarde en la paradoja vital iluminadora y finiquitar subrayando lo superlativo de un encuentro. 

Tiramos hacia los extremos sin remisión. Lo hacemos aunque solo sea por caracterizarnos, porque los comedidos pecan de gris (o beige). El equilibro (si alguien lo desease) no pasaría por que los repunantes dijesen ¡genial! a cada rato y aceptasen lo que les dan sin exigir la más mínima mejora, ni por que los felicianos se convirtiesen en el azote del universo. El equilibrio es complicado, pero podría pasar por tener en mente dos dichos concretos como guía de comportamiento. Uno, conocido en toda España es ese que dice que de bien nacido es ser agradecido. El segundo, no por menos popular menos acertado, lo dijo un sabio babiano sobrado de honra leonesa mientras a pie empujaba jadeante la bicicleta hasta lo alto del otero de su pueblo para tener una vista panorámica del divino valle: siempre hay que repunar algo.

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