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La república independiente de Cistierna

15/12/2023
 Actualizado a 15/12/2023
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En este país resultado de muchas culturas, hay cosas que parecen no cambiar, ni con el paso de los siglos, porque, habiendo pasado ya mil años, más o menos, de aquellos Reinos de Taifas, parece que seguimos con los mismos vicios. Y mira que se generaron todos en el Califato de Córdoba. Pero es igual, porque ochocientos años de convivencia más o menos pacífica con los árabes, más menos que más, lo impregnan todo.

Mil años, y el virus parece no haber desaparecido. Mil años y seguimos tratando de hacernos cachitos, que ya decía Otto von Bismarck: «España es el país más fuerte del mundo, lleva siglos intentando destruirse a sí mismo y todavía no lo ha conseguido».

Y eso que para todo hay excepciones, porque cuando a Napoleón, ahora tan en boga por la película de Ridley Scott, se le ocurrió invadirnos con la excusa de que le dejáramos pasar para invadir Portugal, aquí se juntó todo el mundo, de arriba abajo y de izquierda a derecha, hasta que el Emperador salió por pies. Además de que, según los historiadores, eso supuso el principio de su fin. Así somos. 

Y aquí estamos, tal cual ayer o anteayer, valga la cita, a ver si lo conseguimos esta vez.

Lo que me ha hecho recordar lo que poca gente recuerda: el día (porque prácticamente fue eso, un día), en que Cistierna proclamó “su” República. 

Es verdad que era un momento especial, 1917, en plena Primera Guerra Mundial, donde España iba de neutral, quizás porque Alfonso XIII tenía «el corazón partío», pues su madre, Maria Cristina de Habsburgo-Lorena, era austríaca, y su esposa, Victoria Eugenia de Battenberg, era británica. Una neutralidad en general bastante provechosa comercialmente hablando, pues los suministros en alimentos y tejidos especialmente a las potencias aliadas hicieron muy ricos a la burguesía española y catalana especialmente.

Eso hasta que en 1917 Estados Unidos entró a formar parte del conflicto, momento en que esos suministros cayeron en picado, quedando al descubierto la realidad económica: los comerciantes se habían enriquecido sobremanera, mientras las gentes de a pie estaban pagando el pato con una inflación creciente.

Fue el caldo perfecto para manifestaciones, revueltas y manifestaciones.

Y en ellas, los mineros de la zona de Cistierna iniciaron una marcha reclamando mejoras laborales, especialmente salariales, marcha que acabó en el Ayuntamiento de la villa.

Y allí, el 14 de agosto, quizás aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y el Esla por Cistierna, se proclamó la República del mismo nombre.

Verdad es que no duró demasiado, pues desde León se desplazó el ejército al mando del capitán Emilio Torrente, que luego llegó a ser Teniente General, para poner orden y concierto, y vaya si lo puso.

No tengo noticia de si la rebelión fue duramente reprimida, o no, pero sí del sobrenombre que pusieron al capitán Emilio Torrente, al que denominaron Capitán Veneno, apelativo no precisamente cariñoso, aunque el propio capitán nunca dio a su intervención excesiva relevancia, considerándolo un simple asunto de orden público.

Y es que para muestra basta un botón, que dice el refrán, y ésta fue una más, cercana, por cierto a aquél movimiento cantonal (1873-74), otro más para fraccionar España y que dejó para la ciudadanía aquél dicho que se hizo (y es) famoso de “viva Cartagena”, aunque aquello fue más serio, ya que la ciudad fue cercada y asediada por la armada durante casi un año, hasta que volvió al redil del estado. 

Y así por los siglos de los siglos.

Hasta ahora, lo que dijo Otto von Bismarck se ha cumplido. La pregunta es si, en este futuro próximo, se seguirá cumpliendo.

Por cierto, por completar la información sobre Cistierna y en relación con Alemania: En el acto de la proclamación de independencia, Cistierna, poniéndose al lado de los aliados, declaró la guerra a Alemania, estado que sigue en vigor, ya que aún no ha sido firmado el armisticio. 

 

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