Mis queridos Reyes Magos: Parece que siempre vamos por la vida pidiendo derechos, privilegios, premios, homenajes, reconocimientos. Reclamando atención y espacio. Clamamos por ser escuchados, opinando –y parece extraño afirmar esto en una columna de opinión– con la pretensión de sentar cátedra, como si la nuestra fuera la mejor versión de los hechos.
Es cierto que nos pasamos el día pidiendo y damos más bien poco, y cuando damos no pensamos en cualquiera, sino que a menudo optamos por dar a reyezuelos que lleven una corona bien grande, de esas que relucen con la intensidad de la fama deslumbrando y eclipsando en derredor.
Y nos olvidamos de vosotros, queridos Reyes Magos, que sois de verdad.
Como tú, Silvia Fernández, madre leonesa que a tus cuarenta años y con dos hijos a cargo has iniciado una campaña de cuestación popular en redes sociales para operarte de ese cáncer tan agresivo. Gracias por tu lucha y tu tenacidad, quisiera regalarte toda la fuerza del mundo para que lo consigas.
O vosotros, bomberos del Ayuntamiento de León, que habéis querido elegir a Darío para protagonizar vuestro calendario anual, y vosotros, jugadores del Ademar, y todos los y las particulares y miembros de los Ayuntamientos de Pola de Gordón, Matallana de Torío y Villamanín que habéis organizado este año actos deportivos y culturales con el fin de reunir dinero para costear el tratamiento de Darío, el niño de Pola de Gordón, que con tan solo dos años padece una enfermedad llamada Fibrodisplasia Progresiva Osificante, una condición extremadamente poco común para la que actualmente se está investigando un tratamiento, y que se caracteriza por la osificación creciente de músculos, tendones y ligamentos. En la página web ‘FOP. Por dos pulgares de nada’ aparece detallada toda la información. Y los nombres vuestros, los tres Reyes Magos, Beatriz y Oscar, madre y padre de Darío, y Adriana, su hermana.
Y a ti, Darío, uno más entre los tres Reyes Magos que seguro que han venido esta noche a visitarte y te han dejado todo lo que les pediste.
Y es justo y necesario daros gracias a todas esas parejas que camináis calladas apoyando las manos en vuestros cayados, superando con paciencia el devenir de los días, haciendo frente al hastío, los problemas y el dolor, auténticos reyes que redimís a la humanidad con vuestras coronas de espinas entrelazadas de paciencia y abnegación. Que continuáis juntos luchando por la familia por la que os desvivís. A vosotros tan solo puedo regalaros mi agradecimiento, respeto y admiración.
En vosotros creo y en vosotros me recreo, queridos Reyes Magos.