La semana pasada cité a algunos inversores que nos daban pistas a la hora de tomar decisiones de inversión. Hoy citaré a otros también muy conocidos y que nos sugieren racionalizar lo máximo posible las inversiones sin generar preocupaciones ficticias, centrándonos en la rentabilidad e incluso aburrirnos.
Peter Lynch decía que «se ha perdido más dinero intentando prever las correcciones y protegiéndose frente a ella que sufriéndolas realmente». Me recuerda a ese dicho conocido de que el 90 % de nuestras preocupaciones son ficticias. Y es verdad que nos preocupamos demasiado, nos ponemos en la tesitura peor, nos gusta el dramatismo. Pero esa arma de defensa primitiva no es buena consejera a la hora de tomar decisiones de inversión. Un sano realismo siempre es necesario. Y tranquilizador.
Y Nassim Nicholas Taleb: «Cuando un inversor se centra en el corto plazo, está observando la variabilidad de la cartera, no las rentabilidades: en definitiva, se está dejando llevar por lo aleatorio». En el corto plazo el mercado financiero se mueve por impulsos, por emociones y es difícil predecir qué va a suceder. Es en el medio y largo plazo cuando las cotizaciones recogen los beneficios empresariales.
George Soros recordaba que «si invertir es entretenido, si te estás divirtiendo, probablemente no estés ganando dinero. Invertir es aburrido». Tengo experiencia en estos 25 años que llevo asesorando de que la especulación suele ser perjudicial para los intereses económicos de los clientes. Genera el corto plazo mucha adrenalina, las emociones están a flor de piel, las noticias se suceden continuamente. Es mucho más recomendable hacer una buena planificación, tener determinado nuestro perfil de riesgo, qué capacidad de ahorro y gasto tenemos, tener claro nuestros objetivos… y esperar rentabilidades razonables que en el medio y largo plazo oscilan entre el 8 y el 12 % anualizado.