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Quiero ser libre

27/04/2024
 Actualizado a 27/04/2024
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Retumbaba este himno en la plaza de San Marcos, en las inmediaciones de la iglesia y el parador, otrora campo de concentración, durante la Guerra Civil y también recinto carcelario en 1639 para Quevedo, donde estuvo cerca de cuatro años , entre cuyos muros miraría la patria suya, siempre convulsa y agitada. Se hubiera asombrado, y quizá encontrado inspiración para sus versos satíricos, mirando la algarabía reivindicativa, atrincherada y envuelta en leones alados de color púrpura, ondeando al viento, esgrimidos por la turba de leoneses y leonesas reivindicativos, indignados por el acto institucional comunero auspiciado por la Junta.

En vano trataba el trovador juglaresco, Crispín D’Olot, de apaciguar los afanes independentistas con romances y cantinelas. Al final, hubo de irse con la cítara a otra parte, dejando vencedores al himno de Odón Alonso al alimón con la potente voz de Freddy Mercury, que se enseñoreaba sonando con aires de Reina a ritmo de rock ‘I want to be free’. Clamaba el genio de la música, como en aquel polémico ‘vídeo clip’ ochentero cuando transformado en una mujer, luchaba reivindicativo meneando el aspirador sobre la alfombra. 

Identidad y autodeterminación es también un clamor para las protagonistas del documental ‘Sedimentos’ protagonizado entre otras, por la leonesa Lena Brasas, que tuvimos la oportunidad de visualizar el pasado miércoles en la Fundación Sierra Pambley. La cinta, con cerca de treinta galardones en su haber, es un ‘road movie’, dirigido por Andrés Silvestre, que narra las vicisitudes de seis mujeres trans, que deciden viajar a un pueblo leonés desde donde recorren lugares y paisajes de nuestra montaña oriental, mientras, hacen un viaje al interior de sí mismas en un valiente ejercicio de libertad arropadas por familiares y vecinos que las acompañan en esa búsqueda. 

Es difícil ejercer la libertad sin salir de casa, bien lo sabía nuestro Ingenioso Hidalgo, el Caballero de la Triste Figura. Liberarse supone también salir de la zona de confort, aún a riesgo de perderse, como bien decía Luis Mateo Díez el pasado 23 de abril, ente su discurso de agradecimiento ante la Real Academia Española de la Lengua por la concesión del premio Cervantes «perder es perderse y andar perdidos por caminos de perdición» aunque, añadía, también siempre nos rescata «la imaginación liberadora y redentora». Ella es nuestro baluarte y el mejor estímulo para socorrernos en empresas a priori inverosímiles. 

Así que en su nombre les propongo un brindis al sol, a la manera de la Estatua de la Libertad, pero vivitos y tarareando aquellos versos de Miguel Hernández, que musicalizara el también premiado Serrat: «Para la libertad sangro, lucho y pervivo».

Ella, da sentido a su existencia, queridos lectores, y a la mía.

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