Hagamos un poco de historia de este tema: En abril del año pasado, el Ministerio de Educación ya había decidido y aprobado la fórmula que se aplicaría en la selectividad de junio de 2024. No lo creíamos porque nosotros pensábamos que esa selectividad dependía de las elecciones generales. Ante la convocatoria adelantada de las elecciones generales el 23 de julio, el Ministerio de Educación ya decidió en aquel momento paralizar momentáneamente la nueva Ebau, que debía comenzar en junio de 2024. El Ejecutivo dejaba en manos del próximo Gobierno, «sea del PSOE o del PP», su aplicación. Lo único que parece que queda claro ahora es que los alumnos que ahora están en segundo de Bachillerato se examinarán a final de curso de una prueba similar a la de junio 2023. En cuanto al contenido, los alumnos podrán elegir entre Historia de España o Historia de la Filosofía, como ocurría hace una década.
El desbarajuste es impresionante. Pobres alumnos de segundo de bachillerato. Ellos estudiaron primero de bachillerato en ‘modo competencial’ y segundo debería seguir el mismo sistema, pero ahora nos cambian el examen de selectividad de diseño competencial por el formato de los últimos cursos. Me imagino a los profesores en un ‘mar de dudas’. Por supuesto que esta demora de la reforma era imprescindible. No era posible empezar un curso sin que los profesores y alumnos de segundo de Bachillerato conozcan cómo va a ser la prueba de acceso a la universidad. Es necesario que la futura reforma se realice de manera pausada y consensuada en el nuevo ciclo político, con el fin de que haya una Ebau única en toda España sin diferencias en exigencia y nota. Ese es el ‘QUID’ del asunto. La clave es esta ‘prueba única’. Nunca esto había estado tan complicado. Las comunidades del Partido Popular se niegan a cualquier cambio en la selectividad que no empiece por implantar en España una Evau «única» para las 17 autonomías y dos ciudades autónomas. Y no olvidemos un dato importante: «En los próximos cuatro años, sólo cinco autonomías no estarán presididas por el PP, que pretende eliminar este atropello». El examen de selectividad es momento más importante en la vida para millones de jóvenes españoles porque «decide su futuro». Cada alumno sale de la prueba con una ‘nota de corte’ que le clasifica en un determinado puesto de la lista nacional y, consecuentemente, le ‘selecciona’ o le puede permitir entrar en las facultades deseadas si su nota de corte se lo permite. Es inadmisible que un muchacho se esfuerce en bachillerato con la ilusión de conseguir una plaza en una determinada facultad y al llegar a la matrícula se encuentre a otro aspirante de diferente comunidad autónoma que, con menos preparación, pero amparado por la arbitrariedad de un sistema injusto, le birla su carrera soñada y él se ve obligado a elegir una nueva vida. No es normal que estas tragedias se repitan por la dejadez de todos los gobiernos anteriores al no comprometerse en la imposición de una selectividad única en España. Tres fases en esta injusticia: La primera es el Informe Pisa que pone a cada uno en su sitio, premiando a los mejores y sacando los colores a los peores. Castilla y León está a la altura de los mejores de la OCDE. La segunda fase llega dos años más tarde con las pruebas de selectividad. Esta no es igual para todos en España, cada autonomía tiene la suya con preguntas, tiempo y criterios de corrección diferentes. Aquí la clasificación se invierte y Castilla y León ocupa los últimos puestos. Ya en la tercera fase, se mezclan en el ‘Distrito Único’ todas las calificaciones de España debidamente baremadas y con las notas de corte para cada carrera y facultad. Los consejeros de Educación de Castilla y León han pedido con insistencia, pero sin ningún resultado, una prueba única y simultánea de Ebau con el fin de evitar esta discriminación. No podemos consentir que a nuestros excelentes alumnos castellanoleoneses les quiten su plaza de medicina en Salamanca alumnos con menos méritos de otras comunidades.
Por esta razón, el día 24 de enero, aquí en León, Feijóo anunció una selectividad común en las 11 autonomías que gobierna el PP para el curso 2025. Su objetivo es que las 11 comunidades en las que gobiernan impulsen una Ebau común «en contenidos, criterios de corrección y fecha de celebración», de forma que lo que el Gobierno se niega a impulsar para el 100 % de los estudiantes españoles, lo aplicarán sobre el 70 % que reside en autonomías donde gobierna el Partido Popular. Todo ello para ir hacia el sistema de «igualdad de oportunidades» para acceder a las facultades. Cuando se le preguntó por este proyecto la ministra de Educación, Pilar Alegría, aseguró: «No tiene encaje legal y es fuego de artificio». El PP citó el 7 de febrero en Génova a todas sus autonomías para intentar conseguir un modelo de prueba. Allí estaban los directores generales de las consejerías de Educación de las comunidades gobernadas por el PP para celebrar la primera reunión sobre la prueba de acceso a la universidad común que Feijóo quiere implantar y en la que el titular podría ser: «Esto no es fuego de artificio, señora ministra». ¡Chapeau al líder del PP por su valentía para terminar con este atropello histórico! Muy difícil conseguirlo. El País Vasco y Cataluña no lo permitirán. Sería un milagro que Ondárroa, Villanueva Geltrú y Ponferrada tuvieran el mismo examen de selectividad el mismo día, a la misma hora, con los mismos contenidos y con los mismos criterios de corrección. Ahí queda su apuesta que «marcaría un antes y un después en la política educativa descentralizada en las comunidades». Ojalá tenga éxito.