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¿Qué esperaban?

15/12/2022
 Actualizado a 15/12/2022
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«Cada palabra tiene consecuencias, cada silencio también» decía Jean Paul Sartre. Aquel PSOE que guardaba un espeso silencio ante la deriva sanchista comienza dejarse escuchar. A medio año de unas elecciones municipales y varias autonómicas muchos candidatos socialistas esconden las siglas y evitarán visitas del gobierno. Algo parecido ocurrió en el PP cuando los casos de corrupción acosaban el marianismo. Núñez Feijóo y sus barones se lanzan a pedir «generales ya» negándose a seguir haciendo oposición (que consiste en proponer alternativas) y fiando todo a lo fácil, que se desgaste Sánchez.

En Castilla y León el rumor que no cesa es el descontento del PP con los exabruptos constantes de sus socios de Vox. También los tapan con silencios masticables, pero hay quien aventura que precipitarán otro irresponsable adelanto electoral. Cada voto y cada pacto tienen consecuencias. La mejor lección que puede aprender la democracia española, tanto ciudadanos como partidos, es asumirlas agotando mandatos. «Si hay que apechugar se apechuga», repetían en Los Serrano, como rito iniciático para superar la niñez. Aunque duela y sea una penitencia.

No comprendo qué esperaban los arrepentidos que votaron a Sánchez sabiendo que la única gobernabilidad posible era dejarse desdibujarse por Podemos y encadenarse a las cesiones de los socios de la moción de censura de 2018. Menos aun cómo creía el PSOE que terminaría la huida hacia delante en Cataluña con quienes nunca renunciaron a hablar de presos políticos, hoja de ruta y referéndum. Tampoco qué esperan aquí los que votaron a Vox y se rasgan las vestiduras porque digan las barbaridades que dijeron siempre y hagan apenas nada. Menos aun como el abotargado PP de Mañueco pensó que se sentiría cómodo en una radicalidad tan extemporánea y torpe. En ambos casos, solo hay una explicación: pudo más la ambición de seguir gobernando. Ahora toca aguantar con madurez, y hasta el final, las consecuencias.
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