Si no fuera por cada una de las mujeres víctimas mortales, oficiales o no, de la violencia de género en lo que va de año; si no fuera por cada una de las mujeres maltratadas en este país, seguramente no escribiría este artículo. Pero es la segunda vez que un gobierno socialista que se dice igualitario y feminista le falla a la fracción más exánime de la parte históricamente más débil, marginada y maltratada de nuestra sociedad: las mujeres.
Todo parece indicar que el Ministerio de Igualdad no es tan igualitario como su nombre indica. Si ya, con Irene Montero como ministra, la ‘Ley del sólo sí es sí’, al aprobarse sin un régimen transitorio para la aplicación del cambio legislativo, motivó que hombres condenados aprovechasen tal carencia, solicitando y logrando reducciones de penas que, en casos, llegaron a su puesta en libertad; ahora, tres años después, sabemos que durante meses del año 2024 y debido a un cambio de adjudicatario en la gestión del sistema de las pulseras antimaltrato en 2023, esta tuvo, según la memoria anual de la Fiscalía General del Estado, «consecuencias tanto en la fase de instrucción» en los juzgados de Violencia sobre la Mujer «como en la fase de enjuiciamiento, provocando una gran cantidad de sobreseimientos provisionales o fallos absolutorios». Y tal parece que no es la primera vez que una administración pone en conocimiento de dicho Ministerio las deficiencias del sistema Cometa. Desde la Fiscalía General del Estado en todos sus informes anuales desde 2010 a hoy excepción hecha del año 2019; el Defensor del Pueblo que ya lo hizo en 2018 cuando gobernaba M. Rajoy; diversas instancias judiciales, la Guardia Civil, víctimas, etc.
Y por fin ayer, tras saberse criticada por todos los medios de comunicación, compareció la ministra Ana Redondo, no en sede parlamentaria, sino en un programa de radio y, sin pedir disculpas por su previa minimización del problema, se dedicó a arremeter contra el PP, tal que le copiase estilo y estrategia, y se limitó no a explicar, sino a justificar todos los fallos habidos porque «se trata de un problema complejo». ¿Cuántas veces? Incontables. ¿Avisar a las víctimas? ¿Exigir responsabilidades a las empresas? ¿Investigar responsabilidades, aclarar, cesar o dimitir? Ni pío. ¡Qué cosas tengo! ¡Ay transparencia!
Por lo demás, ya sabe: sigue la genocida escalada militar en Gaza, ciudad y franja, sigue la matanza de hombres, mujeres y niños. ¿Una mínima esperanza? El reconocimiento internacional del Estado de Palestina.
¡Salud!, y buena semana hagamos.