alejandro-cardenalb.jpg

Prohibido rendirse

29/10/2021
 Actualizado a 29/10/2021
Guardar
Creo que nunca olvidaré mi primer día de universidad. Con 18 años recién cumplidos y más ilusión que sentido común, me lié la manta a la cabeza y me fui a 400 kilómetros de mi casa para estudiar Periodismo.

Dejando a un lado la naturalidad con la que aceptamos que buena parte de nuestra vida adulta dependa de la decisión que tomamos cuando somos un saco de hormonas con patas sin oficio ni beneficio, mi primera impresión de la carrera fue inmejorable y llamé todo emocionado a mis padres para contarles cómo había ido. «Esto era lo que quería», les dije.

El entusiasmo me duró más o menos lo que tardó la mítica Margarita Antón Crespo en bombardearnos a todos con teorías de la información y de la comunicación. Tampoco ayudó a la causa lo de largarme para celebrar por todo lo alto las Fiestas del Pilar, porque a la vuelta estaba más perdido que Koeman en un avión del Barça.

Incluso pensé en dejarlo. A fin de cuentas, entre la morriña y el ‘optimismo’ de un profesorado que se encargaba de recordarnos cada clase lo que íbamos a sufrir siendo mileuristas, lo más fácil parecía tirar la toalla.

Pero al final no me rendí. Las clases —a las que iba, quiero decir —se fueron haciendo inteligibles, encontré un grupito de gente más o menos igual de tarada que yo que pasó a ser mi familia —de hecho, en estos momentos estaré con ellos perdido en la montaña palentina— y todo volvió a rodar.

Y aquí estoy, casi quince años después de aquello haciendo lo que siempre quise, escribir una columna. Y si yo, que el otro día en la crónica del partido entre Ponferradina y Oviedo escribí carbayones con ‘ll’, pude cumplir mi sueño, todo el mundo puede hacer real el suyo.

Así que sí, ni los seis partidos sin ganar, ni la imagen que ha ofrecido la Deportiva las últimas semanas me hacen perder la fe en este equipo. Porque ni todo era tan bueno al principio de curso, ni ahora todo es tan malo. Y Bolo tampoco es de los que bajan los brazos.

Incluso si la racha sigue y en Cartagena vuelve a tocar la de cal, todo volverá a rodar. Prohibido rendirse.
Lo más leído