21/08/2023
 Actualizado a 21/08/2023
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El proceso kárstico ocurrido en nuestra montaña de Arbolio hace millones de años nos ha dejado su magnífica huella en Valporquero, en las hoces del Torío, donde cada año son más los visitantes a esa gran catedral subterránea en la que el sueño de los siglos no querría despertar. Y si uno sube a la atalaya y se detiene a contemplar todo lo que la vista abarca, es para sumirse en el silencio y aguardar allí hasta que mane «la fuente de las tres y cuarto» y haya que bajar hasta Felmín, huyendo de la soledad. De la fuente tiene noticias al cronista por un nativo, fallecido ya, que se negó a revelar la situación exacta del portentoso lugar. Pero estar, está.

El proceso es doble, puede ocurrir en el interior (endokarst) o en el exterior (exokarst) produciendo, el primero simas, y cavidades el otro. Exactamente igual que la política actual. Y si no que se lo pregunten a los ciudadanos de Ecuador. Y en menor medida a nosotros mismos, comprobando cómo un huido de la justicia maneja el cotarro.

Estas simas y estas cavidades no producen dolor, como el que nos muestra el gran Aurelio Loureiro, en su último libro: ‘La orilla blanca’ en el que afirma que el dolor nunca va por libre y que el cáncer no hace prisioneros, no dejan de asombrar nuestra tradicional conformidad. Si lo sabrá él, que, al perder a su esposa, se ha venido a refugiar a su valle de Sabero para huir de la felicidad.

Pero no vamos a ponernos serios ahora que es época de celebraciones sin cuento, en todos y cada uno de nuestros pueblos, villas, y poblaciones de mayor cuantía, está de celebración. Fiestas, mercadillos, procesiones, para un territorio que no deja de menguar y que recibe ahora a la mayoría de sus hijos que tuvieron que emigrar y regresan a redescubrir sus ríos, sotos, riberas, y lugares históricos, que han dejado sus simas y sus cavidades en la memoria aún sin cerrar.

Y no se trata de nostalgia, la tan repudiada por nuestro Luis Mateo Díez, sino de dar un paso atrás, de vez en cuando, para cerciorarnos de que no hemos seguido el camino equivocado. Y también que no hemos dejado nada atrás. Ninguna puerta abierta por que se puedan colar los ocupas, como los de las Bodas, avergonzando a toda esta pandilla de modernos y ‘progresistas’ legisladores/as, cuya incompetencia es difícil de celebrar hasta para quienes otrora mantuvimos en alto la señal apuntando siempre hacia la izquierda, aunque entonces el viento hacia la derecha soplara sin piedad. Simas y cavidades. Exokarts y endokarts.

 

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