01/04/2016
 Actualizado a 19/09/2019
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Las peleas de gorriones machos fueron siempre la primera imagen de la llegada de la primavera. Encelados, los gorriones, se enzarzaban en luchas multitudinarias y ruidosas. Esta ave, muy adaptada a vivir junto al hombre en la ciudad, fue durante mucho tiempo el pájaro más frecuente y conocido para el urbanita. El gorrión no tenía un canto precioso como el jilguero, ni un color vistoso como los petirrojos, pero sin duda la ciudad ahora echa de menos a este pajarillo glotón y alborotador.

La ausencia de gorriones nos lleva a una extraña ‘primavera silenciosa’ como aquélla que describiera ya en 1962 Rachel Carson en su libro ‘Silent Spring’ a propósito de la aniquilación de las aves por los pesticidas. Los gorriones están desapareciendo de las grandes ciudades a un ritmo tan rápido que podrían llegar a extinguirse en pocos años. Los científicos han hecho saltar las alarmas: ¡la población de gorrión común en Europa ha caído un 63% en sólo 30 años! En ciudades como Londres es prácticamente imposible ver ya un gorrión. En España el porcentaje es menor pero ya en algunas zonas se han perdido el 20% de los ejemplares. Los datos más actuales hablan de una reducción de 8 millones de ejemplares en los últimos 10 años.

Pero… ¿por qué desaparecen los gorriones? Se han desarrollado muchas teorías. Entre ellas las que afirman que la causa hay que buscarla en el aumento del número de aves de mayor tamaño (que compiten con los gorriones por alimentarse), en la construcción de edificios con diseños minimalistas que los impiden anidar, y en la existencia de ciudades cada vez más limpias y desinfectadas que proporcionan menos comida. De todos los estudios que he podido consultar quizá el más curioso, y quizá el más acertado, es el que relaciona la desaparición de la especie con la abundancia de radiaciones electromagnéticas vinculadas a las antenas de telefonía móvil. Dos biólogos, Balmori y Hallberg, concluyeron en el artículo publicado en la revista ‘Electromagnetic Biology and Medicine’ que la población de gorriones disminuye donde la fuerza de los campos electromagnéticos es mayor. Según ellos «la desaparición de los gorriones y la introducción de las torres de antenas GSM están directamente correlacionadas».

Si esto están haciendo las radiaciones de las antenas a los gorriones ¿qué no nos estarán haciendo a nosotros? Decía Rachel Carson en su libro que «la osadía de creernos capaces de manipular impunemente la vida y la naturaleza nos ha llevado a activar una guerra silenciosa cuyas consecuencias no somos capaces de imaginar y mucho menos prever». ¡Quién hubiera podido imaginar o prever esta primavera silenciosa!
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