Sabedor ya todo el mundo que la peste porcina, con la que España convivió muchos años, no afecta a la salud humana ni tan siquiera a la calidad de los productos del cerdo, hay un enfoque mediático que especula sobre la posibilidad de que se reduzca la oferta, consecuencia de una menor producción, y por lo tanto se encarezcan los productos en los lineales. Nunca más legos de este erróneo análisis, pues lo probable es que los precios bajen, que el jamón, para que todos nos entendamos, se compre más barato, y por supuesto otras piezas frescas como la panceta, el costillar o la cinta de lomo. La cesta de la compra no va a resentirse.
Esto es así porque España es excedentaria en la producción porcina, por lo que no hay riesgo de desabastecimiento. Producimos casi el doble de lo que consumimos. Lo que pensamos que va a ocurrir es que se nos van a cerrar mercados de la exportación fuera de la Unión Europea, en terceros países, y consecuencia de ello habrá una sobreoferta que presionará a la baja las cotizaciones. Esta semana, nada más conocerse la noticia, la lonja de referencia de animales con destino a matadero corrigió a la baja en un ocho por ciento.
Si todo se queda en un susto, y un susto es que se controle la enfermedad en los jabalíes y que no salte a los cerdos, a las granjas, se volverá pronto a una normalidad en los mercados, no caerán mucho más los precios porque ya se está vendiendo a pérdidas en estos momentos, y seguirá funcionando la rueda de este negocio como hasta ahora. Si la enfermedad se acantonara en las granjas, nos enfrentaríamos al mayor desastre de la agricultura de las últimas décadas, porque, a la vez que se gastarían ingentes cantidades de dinero en la indemnización por los animales que hubiera que sacrificar, y se perdería la producción durante un tiempo en las granjas afectadas, los productos del cerdo tendrían una salida muy difícil en un mercado congestionado y todos los eslabones de la cadena terminarían vendiendo a pérdidas.
España erradicó la Peste Porcina a mediados de los años noventa del pasado siglo. Treinta años después esto parece una pesadilla.