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¡Porque me caes bien!

21/10/2023
 Actualizado a 21/10/2023
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De todos es conocido ese negativismo tan consustancial a los adolescentes, ya me lo recuerdan en estos días Jane Nelsen y Lynn Lott en el ‘Manual de disciplina positiva para adolescentes’ que  una excelente maestra, mi amiga Paz –no pudieron discurrirle mejor nombre– me  ha dejado como preludio de su marcha. Comentaba entre risas: «ahora que me jubilo me da por volver a comprar libros sobre educación». Somos muy afortunados los que tenemos la suerte de aprender de ella.

En el libro, es posible encontrar recomendaciones tranquilizadoras: «no importa con cuánta frecuencia los adolescentes nos pidan que les dejemos en paz, en realidad necesitan y desean orientación, y todavía reclaman copilotos a su lado. Aún cuando actúen como si quisieran aventarle  del avión, se sienten abandonados si usted se va».

Me contaban que a una profesora, una de esas adolescentes eternamente enfurruñadas, de esas que te desafían con la mirada, habituales en los despachos de Jefatura de Estudios, le había gritado con ímpetu hormonal: «¡te odio, porque me caes bien!». Inteligente paradoja planteada por tan joven pupila. 

La disciplina positiva, que predica la cordialidad sin prescindir de la firmeza, tiene como base fundamental la confianza,  y parte de  la misma,  está en «saber que la adolescencia es el punto medio de una transición, no es el final de la historia». ¿Qué cuánto dura la mutación? La OMS asegura que se produce entre los diez y diecinueve años, pero algunos científicos argumentan que los cambios en el estilo de vida exigen ampliar el periodo hasta los veinticuatro años.

De cualquier modo, la Pedagogía asegura que la inclusión del eje afectivo-relacional en la práctica cotidiana, es tamiz imprescindible para poder emprender cualquier acción educativa, quizá no siempre con los resultados esperados, pero al menos favorece la apertura de los canales de comunicación. 

«Aunque parezca lo contrario, sus adolescentes no han crecido para ser personas terribles, porque no han terminado de crecer todavía. Se están individualizando su comportamiento es sólo temporal». «Ellos piensan que tienen que rebelarse para individualizarse, aún cuando los padres sean comprensivos y entiendan dicho proceso».

Es una fortuna encontrar a muchos docentes que como Montse, María, Florence o Elvira buscan siempre algo positivo en ellos, confiando en sus posibilidades, como mi querida Paz, recientemente orgullosa  abuela y pronto, aunque nos deje un poco huérfanos, feliz jubilada.

¿Qué  por qué les cuento esto a las y los lectores, Paz?

Pues…¡porque  me caes bien!

 

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