Me gusta probar suerte en la lotería de navidad, la verdad. Y, además, suelo llevar participaciones, generalmente de entidades con las que tengo cierta afinidad; y así, de paso, les echo una mano, que el recargo siempre ayuda. Y, oye, si resulta que le da por tocar, pues mira… Pero, por ahora, la suerte ha pasado de largo –alguna pedrea, y gracias–; y eso que ha estado bien cerca: pude haber comprado de la Cofradía de la Vera Cruz de Calahorra (La Rioja) en 2002 –no se me olvida el número 8103–, pero la dejé escapar, y con ella el gordo…
También cerca ha caído el gordo este año, en este caso, en distancia: en La Bañeza, Villablino y La Pola de Gordón se ha repartido una millonada. Por una vez, la suerte ha sonreído…
Pero ya sabes que en Villamanín, en donde el número de su comisión de fiestas –el 79432– había llegado a buena parte de los vecinos –20.000 euros por cada euro apostado; 80.000 por papeleta–, la alegría desmedida del pasado 22 de diciembre ya no lo es tanto… Y es que se vendieron 50 participaciones de más, que no estaban respaldadas por los décimos correspondientes… y ahora faltan 4 millones de euros. Nadie habla de mala fe: fue un error. Un error monumental, sí; pero un error. Con difícil solución, eso sí… y eso que bastaba con que cada agraciado renunciara a un pequeño porcentaje de su premio…; pero parece que hay quien no lo acepta, y se oye hablar de judicializar el asunto. A ver cómo acaba la cosa… pero el pueblo –no cabe duda– está ya dividido…
Los miembros de la comisión de fiestas han sido echados a los leones, estigmatizados, increpados como delincuentes por algunos de sus convecinos. Hasta han sido presionados para renunciar a las participaciones que, a nivel personal, habían comprado. Ellos, que han llevado un pastizal al pueblo. Ellos, que –por encima de todo– han dedicado no pocas horas a trabajar por Villamanín, con toda la ilusión del mundo, sin esperar nada a cambio. Por un error.
Y luego nos preguntamos por qué la gente no se involucra…