Allá va Forrest Gump cruzando Estados Unidos, mientras los periodistas le acechan cosiéndole a preguntas: Señor ¿por qué corre? ¿por la paz mundial?¿por los derechos de la mujer?¿por el medio ambiente?
Forrest insiste en que no tiene un motivo concreto para hacerlo. Tras colocarse la gorra roja de ‘baseball’ ha comenzado su epopeya locomotriz ensalzada por la banda sonora de Jackson Browne, ‘Running on empty’ (corriendo en vano), «No sé a dónde estoy corriendo ahora, solo estoy corriendo. A ciegas, al sol, pero corriendo detrás».
A veces, uno se lanza al trote, incluso, para mitigar el desamor o la nostalgia. Sigue cantando Browne: «Solo para mantener vivo un amor, tratando de no confundirlo con lo que hacemos para sobrevivir». Forrest galopa por Jenny, la mujer que acaba de rechazar su propuesta de matrimonio, pero que fue inspiradora, en su época de niñez, a la hora de gritarle «¡corre!» para animarle a huir de un grupo de niños que le acosan y maltratan tirándole piedras. Es entonces cuando se zafa de los accesorios ortopédicos de su pierna y más que correr, vuela, huyendo del imperio humillante de los acosadores de patio.
Así que aunque le costara identificarlo, Forrest sí que tenía una causa.
Y ‘Corre por una causa’ es el lema que propone la ONG jesuita Entreculturas, que hoy trae a León la edición número trece de la carrera popular que nos llega todos los febreros «por el derecho a la educación de las niñas y los niños refugiados». A las 18:00 horas en San Marcos.
Solidaridad educativa, que reporta beneficios, también para los que se implican en proyectos de voluntariado, como la escritora María Lorenzo Valero, joven estudiante de 1º de Bachillerato en el colegio Nuestra Señora del Carmen de Carmelitas Vedruna. María es natural de Villarodrigo de las Regueras, hija de maestros, y ha ganado el XIX premio Jordi Sierra i Fabra con su novela ‘El muñeco del maestro’. Una historia que el jurado ha calificado como «relato realista, intenso y bellamente escrito con una profunda sensibilidad» y que narra la relación entre una maestra rural y una niña de siete u ocho años. La idea para escribir la historia surgió de las confidencias de vida que la joven María conoció de labios de una mujer de ochenta años, a la que visitaba en una residencia de mayores. Al final, entregar su tiempo a la escucha y cuidado de la anciana dama, le reportó a María el ciento por uno.
María, una brillante carrera literaria por delante en esta tierra nuestra de buenas plumas.
Y a todo esto, y hablando de carreras, disculpen la brusquedad final, pero marcho corriendo, que no llego a la de Entreculturas.