Ponferrada nunca se rinde

Una vez más, el domingo volvimos a terminar con la sensación de estar perdiendo otra oportunidad de oro para recortar distancias con la permanencia. Sé que muchos contaban con no sacar mucho del partido contra el Alavés y que sería frente al Mirandés cuando podríamos lograr los tres puntos.Sin embargo, una vez lograda esa primera victoria, es inevitable pensar que debimos ir con mucha más convicción y confianza a por el partido.Aquel triunfo que aún se siente tan fresco fue una liberación para todos, para los jugadores y para la grada, por eso no se entiende la segunda parte que vimos el domingo. Dijo David Gallego que «nos ha pesado la situación», cuando debería ser todo lo contrario. Pese al momento complicado, la afición está respaldando al equipo porque sabemos que, más allá de opiniones personales o rendimientos individuales o grupales, no es momento de señalar. Es momento de remar todos juntos: tenemos un objetivo común y por encima de todo está el club y la salvación en Segunda División. No valen las cábalas. Hace falta ganar, ganar, ganar y volver a ganar, como diría Luis Aragonés. Y eso no puede pesarte, simplemente es la realidad. Nadie duda de que hay equipo, hay calidad, más actitud… pero hemos dejado los deberes para última hora. Es lo que hay y debe estar más que asumido que nos toca hacer un sprint final muy fuerte para alcanzar la meta a tiempo. Lo más positivo es que, pese a todo, seguimos unidos. Ahí está de nuevo la afición, entregada y esperanzada, agotando las 700 entradas para el Anxo Carro en apenas 3 horas. Ahí están los jugadores, ahora sí, haciendo piña y fusionándose en un solo espíritu con el sentir de la afición. Una afición que no olvida de dónde viene y lo difícil que es llegar, y que precisamente por eso se entrega de manera incondicional para luchar por no decir adiós a este privilegio. Hemos estado más veces en situaciones difíciles y le hemos dado la vuelta. Le hemos plantado cara a los grandes y hemos salido victoriosos. Quedan todavía nueve jornadas por delante y sabemos que se puede, que somos capaces. En el campo son los rivales los que tratan de impedir que la Ponferradina consiga el gol, pero la realidad es que, más que contra ellos, peleamos contra nosotros mismos. Y precisamente por eso lo tenemos todo de cara. Confiemos. Confiad. Porque Ponferrada nunca se rinde.