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Un político 'rara avis'

18/05/2025
 Actualizado a 18/05/2025
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El político y floricultor uruguayo José Alberto Mújica Cordano acaba de morir a los 89 años de edad. Un tumor en el estómago diagnosticado en 2024 es lo que le ha llevado a la tumba. Su existencia provenía de una familia vasca originaria de la localidad vizcaína de Múgica que en 1842 emigró a Uruguay. Se esposó con Lucía Topolonsky, la 17 vicepresidenta de Uruguay desde 3l de septiembre de 2017 hasta el 14 de febrero de 2020. Ambos han vivido unidos con gran sobriedad durante décadas en una chacra, alquería o granja, donde se han dedicado al cultivo de flores como actividad económica.

En la década de los años sesenta del pasado siglo Mújica se integró como guerrillero en el Movimiento de Liberación Nacional Tupamaro, motivo por el cual estuvo encarcelado entre 1972 y 1985 durante la dictadura cívico-militar uruguaya. Fue herido de seis balazos y apresado cuatro veces. En total, Mújica pasó casi 13 años de su vida en prisión. Tras ostentar después diversos cargos políticos, llegó a ser presidente de Uruguay desde 2010 a 2015. En el año 2020 se retiró de la actividad política para dedicarse a la militancia popular.

Mújica ha sido descrito como el jefe de Estado más humilde del mundo debido a su estilo de vida inmerso en la austeridad. En su haber y como autodeber consta la donación de alrededor del 90% de su salario mensual de 12.000 dólares a organizaciones benéficas y orientados a la mitigación de la pobreza de los más necesitados y a la activación de empresas. Como político siempre estuvo adscrito al significado genuino del arte de gobernar, y no por ambición de bienes propios –como desgraciadamente acontece con gran parte de los políticos actuales, dicho sea de paso–, sino en beneficio común, porque, para él, los demás han sido siempre más importantes que uno mismo. En este sentido, su ideario político se ha caracterizado por la crítica al capitalismo acumulador de posesiones materiales que en nada contribuyen a la felicidad humana. A la sazón de cómo están y viven hoy la mayoría de los políticos, no extraña que a Mújica se le considere el último héroe de la política, en el estricto sentido de la palabra.

Recientemente fue entrevistado en su humilde mansión por Jordi Évole en el programa ‘Salvados’, de Televisión Española. He aquí un resumen de algunas de sus palabras. Para Mújica el primer requisito de la política es la honradez. Sin ella todo lo demás es inútil. Y es que en la vida hay que tener sobre todo sentido de la responsabilidad y autocrítica. Aunque es cierto que hoy en día todos estamos atados por los intereses que hay en la sociedad, él se siente socialista pero no bobo y ser compañero es algo más que hermano. 

Desde su punto de vista, no hay que confundir lo conservador con lo reaccionario. El hombre tiene, para él, dos patologías. Por un lado, la patología de la izquierda es el infantilismo o la confusión permanente de los deseos con la racionalidad. Por el otro, la patología de la derecha es el reaccionarismo. Esta última no es sólo conservar, consiste en ir marcha atrás y de una forma dogmática y cerrada. 

Para Mújica no hay mejor lenguaje de la verdad de lo que las cosas son. Preguntado finalmente su opinión sobre la política europea, manifestó contundente que se sentía horrorizado. Dicho por un hombre tan preclaro, ejemplar y político «rara avis», toquemos madera.

 

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