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Política, partidos y Diputación

25/08/2023
 Actualizado a 25/08/2023
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Alas puertas de cumplirse 3 meses desde las elecciones municipales del 28 de mayo, en León, con la constitución de la Diputación Provincial, podemos dar por finalizado un periodo electoral municipal más largo de lo deseable y con ello, poner fin a un capítulo de la siempre peculiar política leonesa que, con el tiempo con algo de perspectiva, alguien debería poner negro sobre blanco para que los políticos del futuro sepan lo que no hay que hacer cuando se quiere gobernar instituciones.

En primer lugar, habría que analizar, aunque parezca una obviedad, qué son los partidos políticos. Los partidos políticos no dejan de ser organizaciones formadas por personas cuyo objetivo es o debería ser, gobernar, pero no gobernar por gobernar. Gobernar para intentar cambiar y mejorar las cosas, crear oportunidades para que los ciudadanos mejoren su calidad de vida, procurar herramientas para mantener una bonanza económica el mayor tiempo posible…

Una organización política es muy parecida a una empresa donde el director general (o CEO como se dice ahora) es el presidente o secretario general, según partidos; el consejo de administración son las ejecutivas, los accionistas son los afiliados y los clientes son los votantes quienes deben ‘comprar’ las políticas y los mensajes que lanzan cada partido.

Todo hace pensar que, por todo lo anterior, los partidos políticos siempre deben intentar buscar a sus mejores ‘comerciales’ (candidatos) para conseguir el mayor número de clientes (votantes), pero no. Por desgracia en demasiadas ocasiones, a los partidos políticos no les interesa tener buenos ‘comerciales’ y dependiendo de la mediocridad y los complejos del dirigente de turno, se busca poner en el “equipo de ventas” a los más amigos, los más dóciles o los que son más mediocres que tú, para que no te hagan sombra.

Cuando esto sucede y priman las ambiciones y odios personales sobre la profesionalidad que se le debería presuponer a cualquiera que dirija una organización, surgen los problemas, las crisis internas y los fracasos electorales. En los partidos políticos nadie nos exige que seamos todos amigos y nos vayamos juntos de cañas, pero la profesionalidad debería estar por encima de todo. Querer y hacer todo lo posible para gobernar, pero no para llevarse un sueldo jugoso (muy lícito y justo por otro lado) a casa, sino por hacer algo por los ciudadanos que son tu propia familia y tus propios vecinos.

Esta profesionalidad en política implica, entre otras cosas, saber y querer hacer equipos y no ir creyéndose el ombligo del mundo, buscando satisfacer únicamente tus ambiciones personales, sin hacer caso a nadie, dando puñaladas a amigos, compañeros y mentores, creando trincheras donde colocar a un lado a los ‘buenos’ y en el otro a los ‘malos’… En política, casi más que en cualquier ámbito de la vida, si no tienes equipo, tu carrera puede ser explosiva pero muy efímera.

Todo esto que les digo y lo mejor y lo peor de la política, se ha escenificado los últimos meses con la elección de diputados y la designación del candidato a presidir la Diputación por el Partido Popular de León.

Si me suelen leer, no les descubro nada nuevo diciéndoles que, bajo mi punto de vista, el mejor no solo candidato, sino mejor presidente para la institución provincial habría sido (o será) el alcalde de Almanza, Javier Santiago Vélez. 

Pocas veces he visto tanta unanimidad entre la opinión pública y publicada. El caso es que, casi todo el mundo con el que he hablado estos 3 meses coincidía en que si queremos que León coja un camino diferente al del desánimo y depresión por el que camina, se debe contar con gente nueva, con imaginación, capacidad de trabajo y la audacia suficiente como para hacer cosas nuevas e impulsar proyectos que deberían estar ya en marcha desde hace mucho tiempo. 

Además de la opinión pública y publicada de la que les hablo, a la UPL, socio necesario de gobierno, sólo le hacía falta poner señales luminosas en la carretera de Almanza o apuntar a su alcalde con un puntero láser, para dejar clara su preferencia de candidato.

A pesar de todo eso, no fue suficiente para que desde el propio Partido Popular se diesen por aludidos. La decisión estaba tomada, cualquier rectificación por parte de la dirección provincial podría tomarse como un síntoma de debilidad y se optó por la huida hacia adelante. El resto ya lo conocen ustedes. La UPL se cansó de esperar y le dio el gobierno nuevamente al PSOE de Cendón, el mismo que fue responsable de los incumplimientos en el anterior malogrado pacto, en un acuerdo al que auguro poco futuro y que no durará toda la legislatura. Legislatura en la que tarde o temprano Luis Mariano Santos se volverá a sentar a pactar con el PP y esa vez sí, el interlocutor será ‘Javi Almanza’.

De estos meses me llevo muchas cosas buenas y malas. Lo malo de los personalismos de algunos, la falta de visión a largo plazo de otros, la cobardía de gente que traicionó su palabra… pero también me llevo lo bueno de la valentía de multitud de alcaldes y concejales resistiendo presiones, la determinación de aquellos que dieron el paso para formar parte de candidaturas a diputados provinciales sabiendo que quedaban expuestos, la paciencia de la UPL que me lleva a pensar que todo esto es un hasta pronto…

La satisfacción de ver que en León las pocas ocasiones que decidimos unirnos, llegamos muy lejos.

 

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