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El Pilar y las bombas

12/10/2025
 Actualizado a 12/10/2025
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La Virgen del Pilar es una de las advocaciones marianas de la Iglesia católica que se celebra todos los años el 12 de octubre. Se fundamenta en Zaragoza, ciudad en la época romana del año 14 a, C. con el nombre de Caesaraugusta proveniente del marco de reorganización de las provincias de Hispania por César Augusto tras su victoria en las guerras astur-cántabras. Y como resultado de la aparición de la Virgen a Santiago Apóstol el 2 de enero del año 40 d. C. sobre una pila de jaspe para animarlo en su misión evangelizadora, pidiéndole que construyera una iglesia como templo permanente. Ello es, según la tradición, lo que daría lugar a la Basílica del Pilar, un suntuoso edificio con más de 10 capillas, maravilloso órgano e impresionante retablo de alabastro del siglo XVI.

La Virgen del Pilar acumula un montón de patronazgos: 1) de la ciudad de Zaragoza y todo el reino de Aragón; 2) Cuerpo de la Guardia Civil; 3) Cuerpo de Correos y Telégrafos; 4) Cuerpo de Secretarios, Interventores y Depositarios de Administración Local; 5) Sociedad Mariológica; 6) Cuerpo Superior de Marinos y del Arma Submarina de la Armada Española. El Pilar ostenta el título de Catedral desde 1676. El 24 de junio de 1948, el papa Pio XII le concedió el título de basílica menor. Cuatro décadas atrás, el 22 de junio de1904, el gobierno del rey Alfonso XIII había declarado a El Pilar Monumento Artístico Nacional

Dejemos a un lado la tradición, sus distintos nombramientos, y centrémonos en la parte sufridora de El Pilar como edificio bombardeado. Retrocedamos primero a la Guerra de la Independencia de 1808 y a través de unos concernientes versos: «La virgen del Pilar dice / que no quiere ser francesa / que quiere ser capitana / de la tropa aragonesa». Estos versos se originaron como parte de una jota aragonesa expresiva de fervor patriótico contra la invasión napoleónica y como canto de resistencia y orgullo por su patrona. Los estragos causados en la urbe por los franceses durante los Sitios de Zaragoza motivaron que el pueblo maño incrementara su ya notable devoción a la Virgen, pues, incluso gran cantidad de defensores de la ciudad llegaron a dormir dentro de su tabernáculo. Y ello, a pesar de que una bomba cayese a la vera de la Capilla de San Juan, que, afortunadamente, no produjo daño alguno. Si bien, el 8 de febrero de 1809 cayeron otras dos bombas cerca de la cúpula de la sacristía mayor y de la capilla de Santa Ana que causaron la muerte de una cantidad indeterminada de personas alojadas en la Basílica. Dos días después, una bomba de 12 arrobas cayó cerca de la capilla de San Antonio, pero no llegó a explotar.

La madrugada del 3 de agosto de 1936, durante la Guerra Civil, un trimotor republicano, proveniente del aeródromo de Barcelona, sobrevoló los tejados de Zaragoza sin ser detectado, lanzando sobre la Basílica 4 bombas de 50 kilogramos cada una. Ninguna de ellas logró explotar. Solamente dos de ellas llegaron a atravesar el tejado, mientras que las otras dos cayeron, una en el río Ebro y otra en la plaza donde una cruz de mármol marca su punto de impacto. De las que atravesaron el tejado, quedaron, o bien ahí clavadas o atravesando el techo y penetrando en la bóveda. En el caso de haber estallado, se hubiera originado posiblemente el hundimiento de la Basílica. Si bien, causaron daños en el marco dorado de la ‘Adoración del nombre de Dios’, una de las varias pinturas de Francisco de Goya. Ambas bombas fueron desactivadas quedando expuestas al público visitante. El hecho que ninguna llegase a explosionar se atribuye a un milagro de la Virgen.

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