05/12/2017
 Actualizado a 07/09/2019
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Son muchos los que pensamos que Rajoy es un político de talla y que su inteligencia y prudencia han hecho posible una buena gestión del conflicto catalán. Tampoco nos atrevemos a dudar de su honradez ni de que el Partido Popular sea un partido serio. Pero, al mismo tiempo, hay que constatar que muchos se han servido de sus siglas para enriquecerse a cualquier precio. Especialmente la Comunidad de Madrid es un ejemplo de la proliferación de corruptos, alguno de los cuales afortunadamente ya ha ido a dar con sus huesos en la cárcel. Una de las tácticas más habituales para la extorsión es la que se genera mediante el maridaje entre empresarios y dirigentes políticos en un matrimonio de conveniencia: «Tú me adjudicas estas obras o me das estos terrenos y yo sabré recompensarte».

Escribo estas líneas a raíz de la conversación con una persona residente en el próspero y creciente municipio de Tres Cantos, al Norte de Madrid, gobernado por el mencionado partido tristemente famoso por la corrupción. Allí reside gente con mucho poder adquisitivo, pero también humildes jornaleros que aspiran legítimamente a una vivienda digna. Parece, pues, razonable que se hayan construido viviendas de las llamadas de protección oficial. Aunque no sean de calidad, cuando se construyeron, hace un par de años, muchas de ellas estaban valoradas entre ciento cinco y ciento veinte mil euros. Pues bien, ahora parece ser que en virtud de no sé qué coeficiente, si quienes ya las habitan desean comprarlas, se las piensan vender cerca de doscientos mil o subir los alquileres una enormidad. No vamos a discutir si eso es o no legal, pero de ser cierto lo que no cabe duda es que sería inmoral, que se trataría de un pelotazo amañado o consentido, y que sería indecente. Dado que quien ahí gobierna es el Partido Popular, se supone que tiene mucha responsabilidad si no mira por los intereses de sus vecinos más necesitados.

Es verdad que también dichos vecinos lo pueden tenerlo más que merecido, si permanecen impasibles, si lo consienten, y si viendo estas cosas no reaccionan. Ante la corrupción, como ante los malos tratos, no cabe silencio ni tolerancia. Por supuesto que, si es como dicen, Tres Cantos sería solamente uno de tantos ejemplos. Por eso queremos poner desde aquí aunque solo sea un granito de arena para denunciar todo lo que huela a corrupción, que no es un concepto abstracto, sino un cruel ataque a personas concretas. Ojalá no sea verdad lo que nos han comentado. En todo caso investíguese.
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