Alejandro Diez González

Peajes y obstáculos para León

28/10/2025
 Actualizado a 28/10/2025
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Acabamos 2025 con la mirada puesta en la negativa del Gobierno en suprimir los peajes que dificultan las comunicaciones y el desarrollo de León. Recientemente ha sido el estallido de indignación asturiano ante el mantenimiento ilegal de la AP66 (León-Campomanes) el que ha conseguido prender algo de mecha al otro lado del Negrón, donde realmente se encuentran los dos peajes que dificultan el flujo social y económico entre León y Asturias.

Esta autopista, que discurre principalmente por el valle leonés de Luna, supone también una barrera para las comunicaciones de la montaña occidental leonesa –Babia, Laciana, Omaña–, tanto para ir a Oviedo como para bajar a León. La alternativa gratuita y menos rápida es un compendio de altos puertos y complicadas carreteras que no ayudan en absoluto a vertebrar el territorio.

Su eliminación, o al menos rebaja, ayudaría a fortalecer los importantes vínculos socioeconómicos entre León y Asturias, regiones que se buscan y se necesitan mutuamente ya desde el tiempo de los castros astures.

Luna abajo, ya hecho Órbigo, existe otro peaje que dificulta el desarrollo y la unión de la provincia. Es la autopista AP71 (León-Astorga), la cual anula la comunicación por carretera rápida y gratuita entre las dos grandes ciudades leonesas: Ponferrada y León.

La alternativa es la peligrosísima N-120 o tomar un tren que discurre por un lento trazado totalmente obsoleto en los tiempos de la alta velocidad española.

Este peaje supone una zanja para las relaciones socioeconómicas entre las dos grandes áreas metropolitanas de la provincia. Ponferrada y León siguen siendo dos ciudades ajenas de la una y la otra debido en parte por una distancia geográfica que las infraestructuras no tienen prisa por salvar o acortar, cosa que si han conseguido realizar entre las ciudades de otras regiones con geografía más complicada como Galicia o País Vasco. 

El político leonés, leonesista o no, debería no solo reclamar diariamente la supresión de estos dos nocivos peajes para el desarrollo de una provincia necesitada de inversiones y ayudas, sino que también debería incidir en las construcción de vías rápidas como la que necesita la carretera N-630 entre León y La Robla o el tramo entre Páramo del Sil y Zarréu, fundamental para buscar una conexión con el cantábrico occidental y las importantes poblaciones de Cangas del Narcea y Tineo. Incluso, es posible que el tramo entre Puente Villarente y Boñar debiera ser también una vía rápida para tener una segura y rápida conexión con una de las áreas más estratégicas en el sector turístico leonés, lugar donde también habitan varias poblaciones de histórica importancia para la provincia: Boñar, Sabero y Cistierna. 

Además es importantísimo acabar de una vez por todas la autovía entre Mansilla y Villanubla para conectar León con Valladolid, y al mismo tiempo comenzar con la Ponferrada-Ourense para que El Bierzo tenga un buen flujo de comunicaciones con Vigo y el norte de Portugal, lo cual sin duda alguna ayudaría a incrementar el mercado de su variado producto local agroalimentario.

Los obstáculos ferroviarios deben solventarse cuanto antes: el eterno lazo del Manzanal y la modernización del tren de Fdeve León-Bilbao para tener una comunicación rápida y ecológica entre la capital, la ribera del Torío, la montaña central y la montaña oriental leonesa. Sitios que podrían llegar a ser pueblos dormitorio de la ciudad leonesa si se estableciera esta comunicación por tren modernizada.

Quizás nunca lleguemos a saber cuánto hemos perdido los leoneses por el mantenimiento anual de estos obstáculos y peajes que han debilitado y entorpecido el progreso de la provincia. Ojalá en 2026 veamos avances y, especialmente, veamos a alguien que tenga voz, fuerza y maestría allá donde hay que tenerla para ver estos sueños hechos realidad.

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