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Paz temporal en una guerra eterna

18/10/2025
 Actualizado a 18/10/2025
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Aunque haya algún iluso que piense que existen soluciones sencillas para resolver grandes problemas, espero que al menos no creyera, cuando se anunció el alto el fuego en Gaza, que el conflicto había llegado a su fin. Evidentemente, hoy estamos mejor que hace una semana y el silbido mortífero de las bombas ha dejado de sonar, pero estamos muy lejos de presenciar el ocaso de esa lucha desgarradora, si es que existe final para un enfrentamiento histórico cimentado en el odio más visceral.

Estuve tentado de hablar sobre el alto el fuego la semana pasada, pero preferí esperar a que el polvo de los edificios derruidos en Gaza dejara de nublarnos la vista y los llantos de los familiares al enterrar a sus seres queridos dejaran de ser la banda sonora trágica de este pedazo de tierra tan importante para uno y otro bando.

Tras el coitus interruptus de Donald Trump con la paz en Ucrania, hay que reconocer que, al segundo intento, ha cantado bingo. Si bien es cierto, y él lo sabe, la paz en Gaza solo será temporal. Dentro de unos meses o años, el horror volverá a reinar en esa zona del mundo tan sensible para la geopolítica mundial. El dolor y el sufrimiento que han padecido los pueblos israelí y palestino desde hace dos años han generado un odio imposible de cuantificar y que, me atrevería a decir, perdurará durante décadas. No existe la fórmula mágica para olvidar lo que unos y otros han experimentado durante este tiempo, y es difícil pedir al padre de una joven israelí que fue violada y ejecutada por Hamás ese fatídico 7 de octubre de 2023, o a la madre de un niño palestino sepultado entre hormigón a consecuencia de un misil lanzado desde Israel, que empatice con el otro. Es más, hasta dudo que alguien tenga la potestad de pedir a las víctimas de este conflicto que perdonen y, lo más difícil, que olviden. Por este motivo, estoy convencido de que el horror, tarde o temprano, volverá a imperar en la tierra habitada hace varios milenios por los filisteos.

Desde Europa y el resto del mundo es muy sencillo hacer análisis y exponer los pasos a seguir, pero no somos conscientes de la distancia, no kilométrica sino emocional, con los pueblos palestino e israelí. Y, nos guste o no, muchos de nuestros comentarios y razonamientos pecan de no poca hipocresía en una y otra dirección. 

El último ejemplo es que llevamos dos años lamentando el asesinato de civiles palestinos a manos de Israel y esta semana muy pocas voces he escuchado denunciando cómo los terroristas de Hamás están asesinando a civiles palestinos. Claro, como se matan entre ellos…
 

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