José Saramago comienza su 'Viaje a Portugal' de un modo muy hermoso: acodado sobre la barandilla del puente de un riachuelo, en la raya, en la frontera hispano-portuguesa, dirige un franciscano sermón a los peces y se pregunta cuáles serán portugueses y cuales españoles.
No hay líneas divisorias entre los seres vivos, tampoco, claro está, entre los humanos. Las fronteras espaciales son convenciones humanos. Tampoco hay fronteras del tiempo. ¿Hay un muro que separe el invierno de la primavera? Desde luego, no.
Pero, en nuestra cultura, ritualizamos el paso del invierno a la primavera a través de las celebraciones de la Semana Santa y la Pascua de Resurrección, o Pascua Flores, como también se la llamaba.
La pasión y muerte de Cristo no sería sino la ritualización del tiempo viejo, del invierno, al que hay que expulsar de las perspectivas humanas y sociales. Mientras que la Resurrección, la Pascua, vendría a ser el resurgir del tiempo nuevo, del tiempo que trae la primavera, la estación del amor, como ha sido llamada, entre otros, por Julio Caro Baroja, que titula así uno de sus libros.
Así como los ritos navideños han sido bien documentados entre nosotros. José Luis Alonso Ponga es quien más y mejor ha contribuido a que conozcamos los ritos de todo el ciclo navideño leonés. Los de Semana Santa y Pascua creemos que están peor recogidos, documentados y estudiados.
Y en todas las áreas de las comarcas leonesas, hay, sin embargo, ritos y celebraciones de este tiempo de Semana Santa, que merecerían ser documentados y analizados. Ahora se nos vienen a la mente las muestras de teatro popular que han existido también –pese a estar hoy perdidas, al no representarse– en determinadas localidades.
La representación de la Pasión y Muerte de Cristo, que sepamos y recordemos, ha sido representada (conocemos ambos textos) en dos localidades muy distintas. Hacia el oriente de la provincia, en la localidad de Villaverde de Arcayos. Nuestro amigo Víctor nos proporcionó el texto hace ya años. Y merecería la pena publicarse.
También existió una representación de la Pasión en un pueblo, hoy con muy pocos vecinos, ubicado ya en el límite del área de Valdellorma, de la comarca de Rueda. Nos referimos a Valporquero de Rueda. El texto de la ‘Pasión’ de este pueblo, que estuvimos años buscando y que tenía una familia de la localidad emigrada al País Vasco, fue recogido y editado por nuestro llorado amigo Jesús Ferreras, en un libro que dedicara a este pueblo, vecino del suyo, ya que él era de San Bartolomé de Rueda.
La tipología de tales textos y representaciones de la ‘Pasión’ tiene mucho que ver, por su origen y por su carácter, con las Pastoradas y Autos de Reyes navideños, ya que su creación ha de haber sido diocesana y clerical, mientras que su popularización ha corrido a cargo de los vecinos de cada pueblo, quienes han representado tales piezas año tras año.
Pero hay otras manifestaciones festivas de este tiempo, que tienen un gran encanto popular, como las procesiones del encuentro, de las imágenes de la Virgen y del Resucitado, en un punto determinado de cada pueblo, que siempre iban y van acompañadas por cantares, transmitidos por la tradición. Nosotros hemos publicado algunos de la comarca de Rueda.
Celebraciones campesinas en este paso del invierno a la primavera, ritualizado y cristianizado a través de la Semana Santa y de la Pascua de Resurrección.
Aunque hoy, el murmullo y las cacofonías del turismo y otras lindezas actuales están terminando con la visibilidad de estos ritos, tan sentidos y hermosos. Y tan significativos.