11/04/2021
 Actualizado a 11/04/2021
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La expresión ‘palo de ciego’ tiene varias acepciones. Es golpe dado sin mirar a quién y sin mirar a dónde. Medida o castigo que se aplica de manera arbitraria o irreflexiva. Acción que se realiza por puro tanteo, sin una visión clara de sus consecuencias. En resumen y tal como afirma José María Iribarren en su libro ‘El porqué de los dichos’, ‘palo de ciego’ es «como el daño que se causa por desconocimiento o por irreflexión».

Covarrubias, en su ‘Tesoro de la lengua castellana o española’ define como «palo de ciego el que se da a tiento y en descargo y con mucha furia». Y en otro lugar dice: «palo de ciego que saca polvo del agua; los ciegos, como no ven a dónde dan, arrojan el golpe desaforado».

Josá María Iribarren continua en su citado libro que esto de los palos de ciego siempre fue cosa de gran hilaridad. Y pone como ejemplo un episodio de la ‘Crónica Latina de Alfonso VII’, el emperador leonés, al describir las bodas que se celebraron en León (en julio de 1144) entre la infanta doña Urraca, hija del emperador, y García Ramírez, rey de Navarra. Cuenta que hubo corrida de toros: unos acosados por perros, y otros alanceados y asaetados por hombres diestros.

En la citada Crónica se añade lo siguiente. «En la sencillez del siglo no pudo faltar otro festejo propio de ella, y fueron unos hombres ciegos que, armados de bastones y bien protegidas las cabezas con morriones, para que no se hiriesen gravemente, se sacaban al coso y se les echaba algunos animales de cerda, para que cada ciego hiciese suyo el cerdo que matase, y buscándole a tientas, descargaban los golpes en partes muy distintas y algunas veces, encontrándose, entre sí mismos, se golpeaban con grandísima algazara de la multitud».

¡Aunque resulte ser un espectáculo tan grotesco como cruel, sería de ver los garrotazos tan atroces que, con el afán de darle al pobre animal en la sesera, se arrearían los ciegos leoneses, mientras los espectadores se morían de risa!

La diversión a base de palos de ciego fue común en la antigüedad, y su último avatar fue la ‘piñata’ (que en italiano significa ‘olla’) y que dio nombre al Domingo de Piñata y al baile de Piñata, porque en el se vendaban los ojos a los circunstantes para que rompieran a garrotazos una olla colgada del techo, llena de diversos productos. Según narra Marco Polo, tiene su origen en China, para celebrar el año nuevo. Luego pasó a Italia en tiempo de Cuaresma. De ahí a España y posteriormente a Méjico para festejar los cumpleaños y otros eventos festivos.

Hablando de ciegos, una de las lecturas que más me han impresionado es el capitulo central ‘Informe sobre ciegos’, de la novela de Ernesto Sábato ‘Sobre héroes y tumbas’. Este informe sobre ciegos constituye la descripción metafórica de un mundo dominado por la ceguera a través de una secta de ciegos demoníacos. Es como si Sábato encarnara en él toda la perversión que domina el mundo sobre la ceguera, creando un submundo de ciegos que lo dirigen y destruyen todo desde el subsuelo de Buenos Aires. El ‘Informe sobre ciegos’ da cuenta de la existencia de un antiguo complot obsesivo y milenario regido desde la Santa Sede de los Ciegos, a través de la cual se tejen los siniestros hilos que generan el sentido del mundo y de los hombres. Todo el Informe es una gran metáfora de otra cosa, acaso más profunda y misteriosa, anidada en nuestros propios temores subterráneos inherentes a la humanidad de la que somos partícipes la sociedad del hombre ante la muerte, el misterio de la existencia y el problema del bien y del mal.
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