No sé que hacía el sábado pasado en Sevilla la ministra de Hacienda, Maria Jesús Montero, para que le sacaran una foto con una pala Bellota en la mano, tan sin usar, que tenía todavía pegada la etiqueta del fabricante. Nada nuevo y nada criticable, pues los políticos, de toda condición, aprovechan cualquier ocasión para inaugurar comienzos de obras, y algunas de ellas incluso terminan en fracaso, porque nunca se construyen. Aquí en León, quedó para siempre en las hemerotecas aquella inauguración de la fallida Biomédica, en Oteruelo, donde se armaron de pala, también Bellota, una brigada formada por los americanos que querían tangarnos, el consejero Fernando Becker, el alcalde Juan Morano, y el presidente de la Junta, Juan José Lucas, y menos mal que no se llevaron dinero público, que poco faltó.
El pico y la pala han quedado para esto, para inauguraciones, que como herramientas de trabajo están un tanto en desuso, y lo digo yo que me considero con destreza para manejarlas y que tengo una buena colección de estas en estado de uso, y por supuesto de la marca Bellota, que es calidad España. Fotografiarse con una pala en la mano, o con una azada, es una escenificación de que se está ‘manos a la obra’, que en política es algo así como que tenemos iniciativa, encargamos proyectos que mejoran la vida de los ciudadanos, los dotamos de presupuesto público, adjudicamos las obras, vigilamos para que se ejecuten correctamente, cumplimos con los plazos, le colocamos una placa, y volvemos inaugurarlas antes de ponerlas en servicio.
También recurrió a las herramientas del pasado, el día de San Isidro, el cura párroco de Gordaliza, Jorge, para que las niñas y niños que hacían las ofrendas al patrón de los agricultores, portaran una hoz, símbolo del trabajo de los hombres y mujeres del campo. Los feligreses, la mayoría metidos en edad, seguro que pensaron eso de «quita para allá esa arma del diablo, que no quiero ni verla». Porque estas herramientas de mano evocan tiempos en los que el campo y la construcción eran muy ‘esclavos’, y no queremos que eso vuelva.