Quienes creemos en la Providencia confiamos en que el nuevo Papa será el que la Iglesia y el mundo necesitan ahora. En los últimos siglos esto se ha cumplido con creces. No sabemos quién será el nuevo Papas ni qué nombre adoptará. Pero nos gustaría hacer hincapié en que, cualquiera que sea, no dilapide la herencia de San Pablo VI. Hasta el presente sus sucesores han sido fieles a su legado, tratando de llevar a la práctica el Concilio Vaticano II. Se da la circunstancia de que los detractores de Francisco son los mismos que consideran el gran Concilio Vaticano II como la causa de todos los males presentes. Pero el fallo está en que o se desconoce o no se ha entendido o no se lleva a la práctica. Quienes reniegan de los concilios ecuménicos o del Papa dejan de ser católicos, se auto excomulgan, se convierten en cismáticos y pierden legitimidad.
En realidad, todos los papas posteriores a San Pablo VI han tenido siempre presentes las enseñanzas conciliares así como las propias de este gran papa del siglo XX. Su encíclica sobre el diálogo (‘Ecclesiam Suam’) no ha perdido actualidad en un mundo dividido y crispado. Si nos fijamos en la preocupación por la pobreza en el mundo, constatamos que su encíclica sobre el Desarrollo de los Pueblos (Populorum Progressio) ha tenido una influencia decisiva en la posterior Doctrina Social de la Iglesia. Su incomprendida y maltratada encíclica sobre la paternidad responsable, la ‘Humanae Vitae’, ha sido verdaderamente profética, viendo la alarmante crisis demográfica en España y en Europa. Si se trata de anunciar el Evangelio, es obligado tener presente la ‘Evangelii Nuntiandi’. Él fue el primer Papa viajero de los últimos siglos, con sus muy significativos viajes a los cinco continentes. Ha sido un verdadero profeta, adelantado a los tiempos, con una gran visión de futuro, aunque, desgraciadamente, muchos lo ignoran. No es mucho pedir que el próximo Papa siga también por esta senda, aunque no se llame Pablo VII.
Entre tanto, las quinielas hablan de conservadores y progresistas. Un buen Papa ha de ser necesariamente conservador, que no es lo mismo que carca o facha. Francisco era conservador, al igual que sus predecesores. Hay valores que no pasan de moda. También ha de ser progresista en el sentido más noble de la palabra, capaz de saber leer los signos de los tiempos. Francisco ha sido un maestro. En todo caso, el Papa siempre va a tener detractores, dentro y fuera de la Iglesia. No es el discípulo mayor que el Maestro. Jesucristo también los tuvo.