05/01/2023
 Actualizado a 05/01/2023
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El periodismo sigue llegando tarde a las nuevas generaciones. Es paradójico el constante empeño de una profesión encadenada a la actualidad por resistirse a los cambios tecnológicos desde los años noventa. Los medios de comunicación negaron primero y se equivocaron después al desembarcar en internet. Muchos de aquellos errores (el todo gratis y la falta de contenidos adaptados al nuevo lenguaje) los seguimos pagando todavía pero deberían justificarse fácilmente por la inexperiencia en un ecosistema disruptivo y que cambiaba las reglas del juego. Más difícil de comprender es que décadas después volvamos a tropezar con la misma piedra. El siguiente salto generacional tecnológico son las redes sociales y otra vez los medios se ahogan en este nuevo río continuo, veloz y participativo de contenido ilimitado.

La generación que compra periódicos se nos muere aunque sigan imprimiéndose diarios. La que consulta noticias en la web envejece y se jubila a pesar de que los esfuerzos innovadores sigan centrados en el diseño de su versión de escritorio. La futura audiencia se informa desde el móvil y a través de las redes sociales. Estas generaciones, las nativas digitales, viven de espaldas al periodismo profesional ante el desinterés manifiesto de los medios por ofrecer formatos atractivos a su forma de consumo. La peligrosa consecuencia del silencio periodístico es la desinformación y los manipulables analfabetos mediáticos. Son anecdóticos los medios con una apuesta seria por informar en las redes sociales que usan los jóvenes. No vale ni la burbuja activista de Twitter ni el Facebook para boomers. Hoy es Tiktok y Twitch, mañana quién sabe. Como prueba la cuenta de Tiktok Actuality. Creada por cuatro veinteañeras explica la actualidad en un minuto y su lenguaje. Superan los cuatro millones de seguidores con el lema: traducimos los periódicos. Más bien los han devorado. A las revoluciones tecnológicas llegar tarde es no haber llegado.
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