Recientemente, en Burgos, se han igualado las puntuaciones en las pruebas físicas para acceder a la oposición de bomberos en Burgos; ahora las mujeres no tendremos unas marcas menores respecto a los hombres, tendremos las mismas que ellos.
Las pruebas físicas de las oposiciones a bombero son de las más difíciles, por no decir las que más. Esta exigencia es completamente normal porque las situaciones a las que se enfrentan en su trabajo lo requieren, la vida de una persona depende de ellos en cuestión de segundos.
Esta noticia ha causado mucho revuelo, y el motivo principal no ha sido la modificación de los criterios en sí, sino que una opositora, mujer, dijera públicamente que el cambio era lógico y normal.
Personalmente, coincido plenamente con la opositora; para desarrollar un mismo trabajo se deben tener las mismas capacidades físicas.
La discriminación positiva hacia la mujer en este tipo de pruebas discrimina directamente a los hombres, sobre todo a aquellos que físicamente no tienen tanta fuerza como un hombre que llega a las marcas necesarias dentro de la categoría masculina, pero sí alcanza las femeninas, ya que con la misma capacidad que una mujer la nota que obtendrá el hombre será mucho menor, o es posible que se quede fuera.
¿De qué sirve la representación femenina en x sectores si físicamente no pueden realizar los mismos quehaceres que un hombre? No tiene sentido que por realizar las mismas tareas y cobrar el mismo salario se pidan requisitos diferentes de acceso solamente por pertenecer a un sexo u otro. Parece que sienta mal afirmar que los hombres y mujeres no somos iguales y como regla general, las mujeres tenemos unas capacidades físicas inferiores respecto a los hombres. Aceptar esta premisa no es discriminación, es darse cuenta de la realidad genética. Cuando tu vida corre peligro lo único que se necesita es que la persona más fuerte y ágil acuda rápidamente, independientemente de si es un hombre o una mujer.
Esto se ha dado en la oposición de bombero, pero como sabréis, en el resto de cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado ocurre lo mismo, o incluso peor, porque además de las medias más bajas exigibles para las mujeres, también se tienen plazas reservadas.