Entre las noticias de cualquier medio de comunicación, sea a través de la televisión, la prensa o la radiodifusión, destacan las alusivas a los conflictos armados que están teniendo lugar en Gaza y Ucrania (por un lado, el genocidio cometido por Israel; por el otro, la invasión rusa) y que, como tales, están llevando a la muerte y a la miseria a miles de seres humanos.
Paralelamente y sin salir de la piel de toro, en una pugna dialéctica a través de los medios de comunicación, aburre ya de tanto oír y leer esa guerra incruenta entre los bancos BBVA y Banco Sabadell como consecuencia de la OPA que contumazmente está declarando el primero sobre el segundo. Hostil, sí, pero, afortunadamente en este caso sin metralla ni fusil.
Se entiende por OPA una Oferta Pública de Adquisición que se lanza sin el consentimiento del consejo de administración de la empresa objetivo. La estrategia consiste en comprar directamente las acciones a los accionistas, a menudo ofreciendo un precio superior al del mercado, con el fin de hacerse con el control de la compañía sin negociar con su dirección. Por su parte, “hostil” significa “lo propio de un enemigo” o “contrario”, teniendo como antónimos simpatía, amabilidad tregua o paz. Los antiguos romanos llamaban “hostil” a sus rivales militares extranjeros, de quienes esperaban odio y rivalidad.
Por lo dicho, la OPA hostil del BBVA al Banco de Sabadell se está convirtiendo ya en un culebrón. Sin ir más lejos, llevando el asunto a terreno personal, me encuentro entre el 75% de los accionistas del Banco Sabadell declarándome en contra de la oferta. Y lo hago, al considerar que, de materializarse la fusión del Banco Sabadell con el BBVA, provocaría un impacto negativo directo, como es: acceso a los servicios bancarios, exclusión financiera, financiación de las empresas, condiciones de los clientes, crecimiento de la economía española, la situación de los empleados de la dos entidades y el cierre de oficinas.
Un estudio de operación pública de junio de 2025 sobre el barómetro Zinklar (compañía tecnológica de investigación dirigida a empresas tendentes a conocer el comportamiento del consumidor), revela que 7 de cada 10 clientes del Banco Sabadell cerrarían su cuenta si la OPA hostil del BBVA fuera adelante. La encuesta, que incluye a 1.100 particulares mayores de 18 años, señala también una preocupación generalizada por la posible pérdida de acceso a servicios de financiación y exclusión financiera. Ocho de cada diez encuestados en Cataluña se oponen a la operación.
El acceso a los servicios financieros y la consiguiente exclusión financiera como consecuencia del cierre de oficinas, en el caso de que se produjese la fusión, es otra de las principales preocupaciones de los ciudadanos.
Para el 57,6% tendría un efecto muy o bastante negativo. Dicha preocupación supera el 69% para los clientes del banco catalán y cerca del 58% para el BBVA.
En definitiva, la OPA hostil del BBVA no tiene pinta de llegar a un acuerdo. Pero, tratándose de grandes entidades financieras, nada es previsible ni imposible. El inversor mexicano y consejero dominical o defensor de los intereses del accionista, David Martínez Guzmán, portador de 22 millones de acciones del Sabadell (cerca del 4%), no ve con malos ojos la fusión. Ojo al dato.