La reciente dimisión de Juan Lobato como secretario general del PSOE de Madrid deja de manifiesto en qué punto se encuentra la salud democrática de parte de la política española. Una dimisión a la que cuesta encontrar una explicación si aplicamos el más mínimo sentido común y el decoro de unos principios fundamentales en cualquier ámbito decente.
Quizá es precisamente eso, que la decencia es cada vez más despreciada y resulta más incómoda para demasiada gente, algo verdaderamente preocupante cuando esa gente a la que la decencia les molesta, tiene que dirigir un país y crear las leyes que faciliten la convivencia entre españoles y el desarrollo económico de España.
Una organización, por mucho que responda a intereses ilícitos, no tiene por qué significar que carezca de reglas, todo lo contrario. Cualquier organización criminal establece sus propias normas, muchas veces tanto más estrictas cuanto más criminal. Un caso paradigmático lo encontramos en la mafia donde el quebrantamiento del código secreto, en la mayoría de los casos significaba una pena de muerte.
Uno de los ‘mandamientos’ más importantes de la mafia siciliana es la ‘omertà’ o ley del silencio. Esta norma establece que: «quien apela a la ley contra sus semejantes es un tonto o un cobarde. Quien no puede cuidarse a sí mismo sin la protección de la autoridad, es ambas cosas. Es tan cobarde traicionar a un delincuente, incluso si sus delitos son contra ti mismo, como lo es no vengar con violencia esa ofensa. Es despreciable que un hombre herido delate a su agresor, porque si se recupera, lo natural será tomarse la venganza por sí mismo».
Los más ilustres ‘traidores’ a la ‘omertà’ fueron Joe Valachi, miembro de la familia Genovese de Nueva York, que colaboró con la justicia en 1962 y Tommaso Buscetta considerado como el primero en incumplir la ‘omertà’ dentro de Italia colaborando con el mítico juez Falcone.
Ahora, con la dimisión de Juan Lobato como secretario general del PSOE madrileño, podemos hablar de otro caso de ‘traidor’ a esa ley del silencio, cuando hace semanas, conocedor por su condición de técnico de Hacienda, que los movimientos desde Moncloa y la Fiscalía General del Estado para filtrar información personal del novio de Ayuso, le podría acarrear problemas legales, se dirigió a un notario para protocolizar los mensajes recibidos desde su partido para que utilizase de forma ilegal una información personal estrictamente confidencial.
El PSOE le ha aplicado la pena máxima política, obligándole a dimitir, por haber faltado a la ‘omertà’ demostrando, tal como recoge la norma mafiosa, ser un tonto por acudir a un notario y poner en evidencia la legalidad de la maniobra de Moncloa. Quién sabe si en su comparecencia hoy ante el Tribunal Supremo, Lobato se tomará esa venganza a la que alude la ‘omertà’.
Ya puestos en estas nuevas prácticas mafiosas (PSOE y resto de partidos) les recomiendo la frase de don Vito Corleone: «El que venga con una propuesta de acuerdo, ese es el traidor».