La política de hacer que uno coma lo que otros pretenden que coma aunque no le guste, esa a la que le están llevando mientras usted o el resto de los que le rodean mira para otro lado, hace que cada vez se la estén colando con mayor facilidad. No me refiero sólo el tema de los precios inflados de un día para otro y de una forma artificial sin razón alguna, que eso ya da para escribir un cuanto, sino por las prácticas cada vez más habituales que confirman que el consumidor medio es tonto.
Ir a comprar naranjas en agosto y pensar que son de Valencia es como creer que el melón que está a la venta en enero es de Villaconejos y que además va a estar bueno. Pero el consumidor medio, el que no lee las etiquetas ni se hace preguntas porque el sentido común no lo tiene a punto y lo da todo por legítimo, es capaz de pagar esta semana o la que viene cinco euros por un kilo de naranjas con la seguridad de que son producto nacional.
Hablaba el otro día con unas señoras que opinan más o menos como yo en el tema de la alimentación sobre la necesidad de saber bien qué se está comprando, mientras al lado estaba otra persona que no tardará en probar los bichos que fabrican en Salamanca, por mucho que vendan la historia como alimentación animal complementaria, fertilizantes y no sé qué cuentos más para que vayamos asumiendo como normal lo que de normal no tiene nada.
Pasa muchas con las legumbres y hortalizas, donde el etiquetado lleva a pensar que son producto nacional y es importación pura y dura, con el agravante de que en esos países se permiten utilizar productos en el campo que aquí llevan sesenta años prohibidos por los riesgos que entrañan. Y muchas veces sin una alternativa.
Y luego, para más recochineo, está la política de dar sellos que presumiblemente aumentan el valor del producto porque hacen referencia a su origen pero que se colocan en un envase por el simple hecho de que una fase del proceso productivo haya sido realizado en el marco de un territorio. Por lo tanto, al ir a comprar, ándese con ojo porque van a intentar colársela a la primera.