24/12/2019
 Actualizado a 24/12/2019
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Aunque hoy la tentación que nos acecha es escribir sobre la situación bochornosa, patética, vergonzosa, preocupante, esperpéntica… que vive España, por la cara dura de unos y el egoísmo y la cobardía de otros, preferimos fijarnos en quienes intentan hacer el bien desinteresadamente. Muchos de los que se dicen progresistas tan solo piensan en su propio progreso y la experiencia histórica pasada y reciente dice que a costa de los pobres incautos que creen sus promesas.

Entre tanto hay gente e instituciones que piensan en los demás sin esperar nada a cambio. Y una de ellas es precisamente la que suele ser, salvo honradas excepciones, la primera obsesión y fijación enfermiza de estos encantadores de serpientes. Lo decimos sin ánimo de ofender y con toda sinceridad, porque es así. Ciertamente nos estamos refiriendo a la Iglesia Católica.Todos sabemos que en tiempos de crisis, y alguna es bastante reciente, suelen ser la Iglesia y la familia, dos instituciones bastante mal tratadas, las que más arriman el hombro para ayudar a las víctimas de la pobreza y la precariedad.

Precisamente estos días la diócesis de Astorga está ocupada en la 57 Campaña de Navidad. Una costumbre que tiene ya más de medio siglo de historia y que nació prácticamente al mismo tiempo que su emisora Radio Popular, ahora cadena Cope. Eran campañas en las que a través de la radio se trataba y se trata de sensibilizar a los feligreses para ayudar en diversas necesidades que han ido surgiendo. Por supuesto que a lo largo de todo el año Cáritas se ocupa incesantemente de atender muchos problemas. Pero las campañas navideñas se han venido fijando en problemas concretos y han aportado soluciones pioneras.

Recordamos algunos nombres: ‘Alas para un ángel’, que sembró nuestros pueblos de sillas de ruedas para minusválidos en una época en que a lo sumo podían disponer de unas muletas. ‘La ciudad de la ilusión’ que dio origen al gran complejo en favor de los minusválidos psíquicos (Cosamai). ‘Bienvenida a la vida’ para la casa de acogida dedicada a mujeres en situación difícil… y así hasta cincuenta y siete. Ahí está el Hospital san Juan Bautista, el centro las Cinco Llagas, Hogar Setenta, ‘Proyecto Hombre’ para hacer frente de manera eficiente al tema de la droga y otras dependencias…

No es solo cuestión de dinero, por cierto muy bien administrado, sino también de mucha generosidad, de un voluntariado ejemplar. Si obispos, sacerdotes y fieles han puesto y ponen tanta ilusión y empeño en servir a los demás, ¿a qué viene ese anticlericalismo rancio y obsoleto que nos amenaza?
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