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Nos quitan el juguete

21/02/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Este es el país de las envidias, unas veces desatadas, otras reprimidas, que son las peores. Este es un país de gente oportunista, que no oportuna, desgraciadamente. Este es el país en el que ver a tu vecino prosperar te provoca úlceras sangrantes y pánicos nocturnos. Por primera vez en muchas décadas, una infraestructura fue a caer, fíjate tú que endiablada casualidad, en la comarca del Bierzo y, no podían tardar, los envidiosos han comenzado a mover sus hilos para tratar de llevársela. Hablamos del corredor europeo ferroviario atlántico, del eje del Noroeste que, si los planos no nos engañan, recorrería el eje Monforte-Ponferrada-León-Venta de Baños, lo que supondría obligatoriamente una inusitada inversión en nuestras decimonónicas vías para adaptarlas a las necesidades europeas y a una velocidad del siglo XXI, es decir, que supere en rapidez al Ponfeblino, puesto que lo que tenemos actualmente en el Manzanal, a duras penas lo logrará. Pues bien, una vez dibujado este trazado en el mapa berciano, parece que han surgido suspicacias en los antiguos súbditos meridionales del reino de Léon, es decir, zamoranos y salmantinos, que no se conforman con haberse llevado el AVE, sino que también quieren que ese corredor atlántico atraviese su áspera superficie. Se habla de operaciones subterráneas en el PP de Castilla y León, de confabulaciones entre ilustres oriundos de ambas provincias(no me hagan decir nombres), para lograr que también figure el trazado zamorano en el recorrido hacia Europa.

No caben renuncias ni errores, no caben cesiones ni capitulaciones, el tren del futuro debe pasar por Ponferrada, tiene que devolver el esplendor ferroviario al Bierzo y a las cuencas mineras. Cualquier otra solución debería hacernos saltar con furia, porque no podemos soportar un solo retroceso más. Sería pasar de la crisis galopante al subdesarrollo. No hemos visto aún el tren y ya viene traqueteando.
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