26/12/2023
 Actualizado a 26/12/2023
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El día que la princesa Leonor, al alcanzar la mayoría edad, juró la Constitución muchos nos alegramos pensando en la futura reina de España, aunque algunos por motivos de edad tal vez nunca la veremos reinar. Pero, sobre todo, me quedó grabada en la retina una imagen preocupante, al verla entre dos personas que recordaban a Jesucristo en el Calvario, acompañado de otros dos crucificados. Me refiero al Presidente Sánchez y al Presidente del Constitucional, Conde Pumpido.

Como cada año en Nochebuena, acabamos de escuchar el discurso del Rey, al que hay que prestar siempre mucha atención, pues no da puntada sin hilo. Habida cuenta de que siempre tiene que pasar el filtro del Gobierno, no deja de ser una obra de arte, pues tiene que decir todo lo que desea decir y, al mismo tiempo, pasar la censura. No es difícil imaginar lo difícil que ha de ser para Su Majestad contemplar la situación preocupante y esperpéntica a que está llevando a España un solo hombre, un autócrata con afán desmedido de poder, verdadero cómplice de los enemigos de nuestra nación, y al mismo tiempo experimentar la impotencia de no poder decir: ¡Basta ya!

En todo caso de su discurso se deduce claramente que la Constitución Española ha sido y sigue siendo fundamental en todos los órdenes, a pesar de que algunos, apoyados por la traición del Presidente del Gobierno y sus mariachis, la están asaltando por la puerta de atrás. Y no menos grave es que no solo se está rompiendo la unidad, sino también la igualdad de los españoles. Claro que en ello tienen también mucha culpa quienes deciden con su voto que otros puedan apropiarse de lo que nos pertenece tanto como a ellos, tirando piedras contra el propio tejado.

Tampoco hace falta discurrir mucho para entender que, cuando el Rey ha hablado de respetar a cada una de las instituciones, estaba haciendo una referencia implícita a la justicia y, por ello, a la división de poderes, amenazada de muerte. Entre tanto los graves problemas de España siguen sin resolver, porque a algunos solo les interesa mantenerse en el poder, aunque el pueblo se hunda en la miseria. El Rey los señaló muy claramente: la vivienda, la educación y la economía. Casi nada. Aunque les moleste a los de la memoria democrática, en tiempo de Franco y de los gobiernos que le sucedieron era más fácil comprar una vivienda o pagar el alquiler, era más fácil encontrar un trabajo y la educación funcionaba mejor. Eso es porque progresismo no es sinónimo de progreso. Y ahora lo que tenemos es progresismo.

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