06/03/2015
 Actualizado a 17/09/2019
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La memoria es un contraluz de la existencia. Al volver al pasado los recuerdos se convierten en perfiles, contornos, bosquejos, siluetas que el olvido ilumina desde el fondo del tiempo. Recordamos a contraluz, desde la abstracción y la atenuación del color. Una luz opuesta y difusa irradia toda añoranza. Como diría Borges, la memoria es una forma de olvido. La obra de teatro ‘Nocturnos con Niebla’ es una intrépida aventura por las extrañas luces de la memoria para rescatar de la oscuridad y de las sombras a un hombre singular.

Volver a la memoria es mirar por una ventana translúcida al pasado. El escenario se convierte en esa ventana del tiempo que nos enseña sugerentemente la biografía del recuerdo en el que la vida perdió la nitidez pero se colmó de belleza. ‘Nocturnos con Niebla’ logra que sintamos con todos los sentidos la vida de un hombre, encuentra la luz exacta de esa vida corta, intensa y apasionada de ese ser poliédrico llamado Enrique Gil y Carrasco. Un universo de hermosura envuelve el rescate de nuestro protagonista conseguido a partir de una combinación precisa de la palabra y la tremenda fuerza visual de la escenografía.

La luz de Gil y Carrasco renace en la obra entre la noche y la niebla. Percibimos el cálido vapor de su cuerpo enfrentado al frio brumoso de su tiempo. Observamos las fumaradas de un hombre que intenta ser librepensante y que consigue tener una voz propia. Sentimos su vida en cada geografía: en la plenitud y felicidad del Bierzo, en la pasión idealista en la corte madrileña o en la intensa soledad berlinesa. Pero por esta victoria vital y moral, Gil y Carrasco pagó un alto precio: una intensa ‘saudade’ de su tierra, su familia y amigos. Una melancolía húmeda y fría poco a poco va ahogando al hombre y anticipa su asfixiante final.

Otra forma de niebla, el polvo, cubrió la obra de Gil y Carrasco durante mucho tiempo hasta que el Teatro Conde Gatón rescató ‘El Señor de Bembibre’. Desde entonces el grupo ha sido su incansable ‘desempolvador’. Conde Gatón ha estado y estará siempre aquí junto a Gil y Carrasco, al margen de la modas culturales, de celebraciones políticas y coyunturales. Porque la verdadera Cultura nace precisamente de nuestra Cultura, de la veneración a esta tierra, a su paisaje e historia y, por encima de todo, al Teatro. Ovidio Lucio, escritor y director de ‘Nocturnos con Niebla’ es uno de esos escasos intelectuales que han demostrado que su amor a Gil y Carrasco es la forma más sincera de expresar el amor a su Tierra, El Bierzo.
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