Un día comenté en clase que no todos somos iguales, que no todos tienen los mismos derechos: que los niños ricos tienen más derechos que los pobres, los listos más que los tontos, y los sanos más que los enfermos, que hay seres humanos que no tienen derecho a vivir y a nacer. Al principio los alumnos manifestaban cierta extrañeza, que muy pronto se convirtió en desacuerdo total. De lo cual me alegro. Después entendieron que se trataba de una ironía.
Viene esto a cuento de lo que hemos oído decir varias veces a un político o ex político español que ha estado en primera línea, a un ‘progresista’ de centro derecha y liberal o como quiera que se le llame. El tal político se ha manifestado siempre partidario de la maternidad subrogada o ‘vientres de alquiler’, así como del aborto. Para justificar el aborto ha empleado el ‘sólido’ argumento de que estamos en el siglo veintiuno, dando a entender que la defensa de la vida del no nacido es cosa de carcas y anticuados. Por supuesto que desgraciadamente son muchos y muchas los que piensan como él y que también se consideran progresistas. Pero es tan grave el tema del aborto, por grande que sea el consenso de los que lo defienden, que no podemos callar ni dejar de criticarlo a tiempo y a destiempo.
Concretamente ahora lo que nos ha hecho reincidir sobre el tema es el embarazo de la artista y compañera sentimental del ex político en cuestión. Él mismo, incapaz de contener la alegría por ser padre, ha desvelado inmediatamente a los medios de comunicación la noticia. Nos alegramos y le damos la enhorabuena. Pero también nos atrevemos a formularle alguna pregunta:
¿Qué es realmente ese puñado de células que se encuentra en las entrañas de su compañera? ¿Es acaso un ser humano? ¿Le parecería ético, si los padres así lo considerarais oportuno, deshacersede ‘eso’? ¿Es algo, o más bien alguien, o no es nada? Por lo visto y en su caso se trata de su propio hijo. De ahí la consiguiente alegría y la premura en comunicarlo. ¿Justificaría la sola posibilidad de abortar? Imaginamos que no, porque se trata de tu hijo, de vuestro hijo.
De nuevonos preguntamos: ¿Acaso tiene menos derecho a nacer y a vivir el hijo o la hija de otros padres? ¿Acaso el suyo es más que los otros? ¿No somos todos iguales? No olvidemos que no estamos hablando del derecho de los padres, sino del derecho de los hijos. Siendo igual para todos, parece normal que nuestro esfuerzo en defenderlo debe ser mayor si cabe cuando se trata de los más indefensos y de los más desfavorecidos.

No todos somos iguales
17/12/2019
Actualizado a
17/12/2019
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