Nos damos cuenta de la cantidad de palabras leonesas que utilizamos en León y que son indescifrables para los forasteros, cuando estos aparecen por esta tierra. Estas palabras son fruto de la aportación popular en mis grupos de Whatsapp por lo que pueden ser más atractivas para los lectores.
En León, cuando pretendemos molestar, lo que hacemos es ‘dar la tabarra’ y cuando queremos que alguien no nos fastidie le decimos ‘no me amueles’. Vamos ‘de cortos’ o ‘de tapas’ a los bares. ‘Matar judíos’ es tomar limonada en Semana Santa. Y eso ‘nos presta’ más que nos gusta. Al niño inquieto y travieso le decimos que ‘tiene azogue’. El que hace el payaso ‘es un pelele’ o ‘está lelo’. El egoísta o tacaño es un ‘usmia’ o un ‘roñoso’. Usamos birria’ para nombrar a algo deforme, grotesco o ridículo y ‘ajuares’ al desorden de la casa. En León llamamos ‘esparabanes’ a los aspavientos. Cuando empieza a ‘lloviznar’, ya está ‘pinteando’ y si llueve mucho, ‘cae a esgalla’ y llegamos a casa ‘pingando’, con una buena ‘chupa’. El viento ‘bufa’ y el frío ‘rasca’. Me gusta ‘encetar’ (empezar) la hogaza para comer el ‘rescaño’ y ‘espitar’ (empezar) la cuba de vino. Aquí el ‘cadril’ es la cadera. El campeón de lucha leonesa, ‘las aluches’, tiene como maña preferida la ‘cadrilada’ y ayer ‘mancó’ (lastimó) a su contrario porque le pegó una buena ‘lomada’ o ‘costalada’. También puede ser ‘trompada’, si el golpe es en la cara, o ‘sapada’, si cae de bruces. Mi vecino tiene la costumbre de ‘trancar’ o poner en la puerta la ‘tranca’ al salir de casa. Estuve cavando el jardín con el ‘escabuche’ y el ‘zoleto’, azadón de mango corto que se maneja con una mano. Me salieron ‘bojas’ (burbujas o ampollas) en los dedos y ‘arreciaba’ tanto el frío que se me quedaron las manos ‘enganidas’ (entumecidas). ‘Asobear’ es unir el yugo al carro con el ‘sobeo’. ‘Ralbar’ es la primera arada a las tierras. Limpia las ‘foceras’ al niño (boceras con ‘B’). Extendí las ciruelas ‘revillas’ (no maduras) sobre el ‘cuelmo’ (caña de centeno sin espiga) en la ‘postnera’ (donde madura la fruta). Las peras con bichos están ‘cocosas’. La vaca en celo está ‘tora’. La ‘gocha’ (cerda) en celo está ‘verraca’. El macho ‘cubre’ (monta) la hembra en celo. ‘Machorra’, si no queda preñada. Llamamos a los mellizos ‘embelgos’. Recuerdo muchas palabras de mi niñez en el pueblo que se van olvidando: La ‘tenada’ es el espacio en el que se amontona la leña. La ‘tajuela’ es un banquillo de madera, pequeño y rústico, sin respaldo, normalmente de tres patas, que utilizábamos para ordeñar las vacas. El ‘arbañal’ o gatera por donde salían las aguas del corral a la calle. El ‘caño’, pozo artesiano del pueblo. ‘Miche’ es el bolo más pequeño. El ‘estrinque’, cadena de hierro para remolcar. El ‘gachapo’, recipiente de cuerno para llevar la piedra de afilar. El ‘garabito’, palo que termina en un gancho para sacar la hierba pisada en el pajar. El ‘apañejo’, la hierba que se cogía el campo para los animales. El ‘barril’ botijo de agua. La ‘aguijada’, palo con una punta afilada para arrear a los bueyes. La ‘quilma’, saco blanco alargado para llevar el grano a la panera. El ‘horquín’, horca de dos dientes. El ‘mojón’, piedra grande para marcar los límites entre fincas. Las ‘carracas’ y ‘matracas’ sustituían a las campanas en cuaresma y Semana Santa. ‘Pescuezo’ cuello, ‘pelona’ helada, ‘esmirriado’ o ‘jijas’ muy delgado, ‘trancazo’ catarro, ‘papones’ cofrades, ‘rodeas’ bayetas, ‘mosquilón’ cachete, ‘cernada’ ceniza, ‘pega’ urraca o ‘negrillos’ olmos. Todos los prados estaban cercados por la ‘sebe’, un seto de zarzas atado por unos palos finos, las ‘latas’, que, a su vez, estaban sujetas por las ‘vilortas’, varas finas de madera muy flexibles. La trilla ocasionaba una serie de palabras nuevas: ‘Balagar’ era el montón de mies al llegar a la era. Una vez trillado era amontonado por la ‘parvadera’: cuando el montón quedaba a pico se llama ‘parvón’ y si era alargado ‘parva’. La ‘hijuela’ es la parte de herencia que corresponde a cada heredero. Al ternero se le suele llamar ‘jato’, y si tiene menos de un año es ‘añojo’. El burro pequeñito que aún mama es el ‘buche’. ‘Chito’ se dice al perro para que se vaya o se calle. Si va rápido ‘se embala’, si le duele la tripa tiene un ‘tozón’, si no me apetece ‘no me peta’, si está gordo ‘está como un tullo’, si el niño es avispado ‘es un alipende’, si está loco ‘está como un cencerro’, si se enfada ‘se mosquea’, déjate de excusas y ‘pamplinas’.
Verbos interesantes: ‘Chiscar’ es ‘prender’ la lumbre con un chisquero. ‘Mullir’ la cuadra con paja seca y molida para que se acuesten las vacas. ‘Espachurrar’ es aplastar algo en una caja. ‘Chamuscar’, freír algo demasiado. ‘Embriscar’, azuzar a un perro para que ataque a una persona o a un animal. ‘Arramplar’ es arrasar. ‘Endilgar’ es ‘colar un gol’ a alguien. ‘Atusar’, acariciar pasando la mano por el pelo. ‘Engatusar’, engañar con halagos. ‘Esgañar’, estrangular. ‘Esnucarse’, matarse por un golpe en la nuca. El ‘cebón’ es el gocho que se engorda para matarlo en el invierno: una vez muerto, ‘se estaza’, es decir, se corta en pedazos. En la fase posterior se prepara picadillo: las ‘jijas’ para los chorizos. En León es típica la ‘cecina’ con carne curada de vaca o de chivo. Las ovejas padecen la ‘modorra’, una enfermedad que las pone locas y las yeguas tienen otra similar que se llama la ‘cimorra’. El campo baldío y abandonado está de ‘adil’. Se convocaba a ‘cendera’ a los vecinos para las labores comunales. Termino con algunas descripciones de personajes: ‘haragán’ es el bohemio, perezoso y descuidado a la hora de vestir. ‘Cazolero’ el fisgón. ‘Pachorra’ la calma y lentitud en las actuaciones. ‘Escarduz’, el que no se deja acariciar. El ‘lambrón’ lo quiere todo para él. ‘Andrajoso’ el mal vestido. ‘Manguan’ es el torpe y descuidado en su persona. ‘Camándula,’ astucia para conseguir algo.
Estas 125 palabras son sólo una pequeña muestra de las que se están perdiendo. Me gustaría, preferentemente los jubilados, que tomaseis este artículo como un regalo navideño y que alardeéis del pasado repasando estos leonesismos con vuestros hijos y nietos. Ese es el truco para que no se olviden demasiado pronto.