Cristina Vega 2

No hay dos sin tres

02/12/2025
 Actualizado a 02/12/2025
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Primero fueron las vacas con la dermatosis nodular. El resultado, más de 2000 reses sacrificadas. Además de la debacle que supone para los ganaderos tener que adoptar medidas de control con el fin de evitar nuevos contagios, como las restricciones de asistencia a ferias ganaderas.

Por no hablar de las repercusiones directas de este problema en la comercialización de la carne y de la leche que, por supuesto, nos afectan a todos.

Poco después se detectaron los primeros brotes de gripe aviar. Este virus ha provocado el sacrificio de unos tres millones de aves y la prohibición estricta de su cría al aire libre hasta nueva orden.

Las muertes y los obligados confinamientos de los animales se han traducido en escasez de productos y en un encarecimiento de estos que está previsto que se mantenga.

Una auténtica catástrofe tanto para los avicultores, por el esfuerzo que supone adaptarse a la situación, como para los consumidores que vemos subir los precios hasta el límite de lo inasumible.

Es llamativo el caso de los huevos, que llevan camino de convertirse en artículo de lujo en tiempo récord. Impensable hace unos años.

Por si esto fuera poco, ahora parece que les llega el turno a los cerdos.

Me refiero a los casos de jabalíes hallados muertos y que han dado positivo en peste porcina africana.

De momento se ha perimetrado la zona para controlar los animales salvajes y evitar que la enfermedad se extienda, aunque ya se han encendido todas las alarmas en las granjas porcinas.

Por miedo a que sus inquilinos se vean afectados de forma directa y porque varios países ya han anunciado suspensiones totales de las importaciones de carne de cerdo.

Habrá quien esté pensando que no es casualidad que todo esto confluya justo antes de las navidades. Que algo ocurre que se nos escapa o se nos oculta.

Para los simples mortales, esos que siempre terminamos pagando las consecuencias de todo, la conclusión es que las desgracias nunca vienen solas. Y que, en este caso, no hay dos sin tres.
 

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